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sábado, 20 de abril de 2024
Postal que envió desde Toledo Gustav Klimt a Emilia Flöge.
Postal que envió desde Toledo Gustav Klimt a Emilia Flöge
Visitó Toledo cautivado por El Greco - 06 febrero 2018

A Gustav Klimt le atraía Toledo. Le atraía Toledo, pero en especial El Greco, y en su visita a España en 1909 visitó tanto la obra del pintor cretense como la de Velázquez en Madrid. A Klimt le dejó cautivado Toledo y en esos días por la Ciudad Imperial quiso narrar sus vivencias a su amadaEmilie Flöge, con quien compartió 30 años de su vida y dicen que es la representada en una de sus obras cumbre, «El Beso».

Desde el blog Toledo Olvidado han querido homenajear hoy al pintor cuando se cumplen 100 años desde su fallecimiento el 6 de febrero de 1918 en la ciudad que le vio triunfar, Viena. En sus redes sociales ha publicado la postal que se puede observar al inicio de esta información y es una de las cinco que envió a Emilia desde Toledo, donde relataba lo espléndido que le parecía tanto El Greco como la propia ciudad.


Emilia fue la musa del pintor austríaco, aunque se desconoce si realmente fueron amantes. Una de las razones podría ser porque al igual que Emilia, Gustav tenía muchas mujeres a su alrededor, casi todas ellas damas de la alta sociedad a las que representaba en sus cuadros.

Pero la sensualidad que desprendían los cuadros del pintor no gustó a todo el mundo. En la segunda mitad del siglo XIX, algunas de sus obras, como la decoración que hizo de los techo del Aula Magna de la Universidad de Viena, fueron muy criticadas en la prensa de la época por su alta carga erótica, ya que consideraban que eran innecesarias para esa institución. A Klimt le propusieron llevar sus obras a un museo, cuestión que no le hizo ninguna gracia y terminó adquiriendo sus propias obras.

Pero esos no serían sus mayores detractores. Cuando los nazis se alzaron con el poder y anexionaron Austria a la Alemania nazi, las SS tacharon las obras de «pornográficas» e incluyeron al artista austriaco en la lista de artistas prohibidos e intentaron acabar con sus obras.

«Por fin algo en España que no defrauda»

En sus postales, Klimt decía Flöge que pensaba en ella «intensamente» y destacaba la belleza de los cuadros de El Greco y de la propia ciudad. De hecho, en una de ellas escribió: «Por fin algo de España que no me defrauda. España verdadera. Como uno se lo imagina», porque para el pintor «Toledo es magnífico, por el paisaje y por todo. Absolutamente espléndido». La ciudad de las tres culturas fue el único momento del viaje que le devolvió la felicidad en España y le «reconcilió» con ella.

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