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viernes, 29 de marzo de 2024
Investigadores del Hospital de Parapléjicos que han formado el equipo multidisciplicar.
Investigadores del Hospital de Parapléjicos que han formado el equipo multidisciplicar.
El estudio se ha prolongado tres años - 23 mayo 2019 - Toledo

Un éxito más de los profesionales del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, puesto que un equipo multidisciplinar ha llevado a cabo una metodología, basada en técnicas de imagen, que permite visualizar la presencia de dolor en pacientes con esguince cervical crónico tras sufrir un accidente de tráfico.

Tres años de investigación en Parapléjicos y tres grupos de voluntarios

Un estudio que se ha prolongado durante tres años y que se ha llevado a cabo sobre tres grupos de voluntarios: personas que tras un accidente de tráfico tuvieron un esguince cervical, sufrieron dolor y ahora están totalmente recuperados; personas con un esguince cervical que sufren secuelas de dolor cervical crónico; y personas sanas y sin dolor.


El equipo multidisciplinar está formado por los siguientes nombres: Gerardo Ávila, Iriana Galán, Antonio García Peris, José Florensa, Andrés Barriga, Diego Serrano, Luis Romero y Julián Taylor.

«Lo que se ha detectado es la presencia de signos de dolor neuropático en los pacientes con dolor cervical crónico tras esguince cervical para comprobar si, tras la aplicación de un estímulo doloroso con calor en la mano, los mecanismos normales para inhibir el dolor están o no alterados», tal y como ha expresado Andrés Barriga, coordinador de la investigación y jefe de Traumatología del Hospital de Parapléjicos.

Se han utilizado técnicas de neuroimagen cerebral (la espectroscopia en resonancia magnética de 3T), por lo que «el servicio de Radiología de Parapléjicos, junto con ingenieros especializados, ha diseñado una antena de cabeza especial de 32 canales con la que podemos identificar marcadores del dolor y ver en qué áreas del cerebro hay modificación en el perfil metabólico en determinados núcleos cerebrales, según la existencia de dolor crónico, tanto si es neuropático como somático».

25.000 españoles sufren cada año un esguince cervical

Y es que el esguince cervical es muy frecuente. De hecho, afecta a 25.000 españoles cada año y la mayoría de las veces se soluciona con un tratamiento rehabilitador y no hace falta realizar pruebas porque, en pocas semanas, el paciente mejora, pero los hay que no mejoran y sufren un dolor crónico. «Lo que hemos demostrado es que en estos pacientes hay una cierta sensibilización central al dolor, su sistema nervioso no tiene la capacidad de inhibirlo».

Una alteración del mecanismo de inhibición del dolor que se ha identificado en enfermedades como la fibromialgia, en dolor neuropático, en síndromes de dolor crónico y en determinados pacientes con latigazo vertical. Es, afirma Barriga, «como el soldado herido en una batalla que sigue luchando sin darse cuenta de que está herido hasta que acaba la batalla. Esto sucede porque el dolor tiene unas vías aferentes, tiene información que sube desde el punto donde se ha producido el trauma hasta el cerebro, hasta unas neuronas que inhiben ese dolor».

Con la novedosa técnica de la neuroimagen se mide la concentración de metabolitos en núcleos cerebrales relacionados con el dolor o su inhibición, por lo que se puede comprobar si el paciente no está fingiendo.

Los voluntarios sanos no tienen estas alteraciones en los metabolitos, igual que el grupo de pacientes que tuvieron esguince cervical y se curaron.

Por lo que con el método diseñado «podemos distinguir a las personas con latigazo cervical que tienen alterados los mecanismos neuronales para inhibir el dolor de aquellas que, sencillamente, lo fingen».

El estudio está ahora pendiente de publicación en revistas científicas de prestigio, aunque ya se ha presentado en el Annual Global Spine Congress de Toronto, en Canadá.

Ahora el siguiente paso en esta investigación es detectar, en Urgencias o al poco tiempo del esguince, a los pacientes que pueden tener problemas para inhibir el dolor en fase aguda; es decir, su predisposición natural a desarrollar dolor crónico y actuar de manera precoz para evitar que el dolor se cronifique, «así podremos adelantar la terapia, tratarlos con técnicas de neuromodulación o aplicar la medicación más adecuada».

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