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sábado, 20 de abril de 2024
80 años de historia - 24 febrero 2018 - Toledo

«Desde Toledo con amor»: Da igual si es con unos versos de amor o con un sencillo «Cordiale Saluti de Toledo». Las imágenes de la Ciudad Imperial han viajado a diferentes rincones del mundo del mundo en el dorso de las postales enviadas por sus visitantes. Paisajes y palabras dirigidas a Amparo, a Pepita, a «mamuchi» o a Madmoiselle Juliette.

«Desde Toledo con amor»: más de 80 años…

Muchos de estos recuerdos se pueden ver ahora en la exposición virtual del Archivo Muncipal de Toledo, que reúne 157 postales digitalizadas, procendentes de la Colección de Alba. «Desde Toledo con amor…» recoge más de 80 años de impresiones, quejas y sorpresas sobre la experiencia de los visitantes en los numerosos monumentos del Casco Histórico.


Aunque la mayoría de las postales están en español (80 de ellas), también se pueden leer 50 postales en francés, 10 en inglés, seis en portugués, cinco en catalán, dos en italiano y otras dos en alemán, una en holandés e incluso una curiosa postal en esperanto.

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De Ruta turística por el Museo del Greco, los puentes, la Catedral…

Los monumentos a los que se referían los visitantes hace décadas coinciden en muchos casos con los más nombrados de la actualidad. El Museo del Greco, por ejemplo, llamó la atención de una niña que advirtió que el pintor: «no usaba gas ni electricidad, lo que quiere decir que no tenía rabietas» (1949). El Puente de San Martín fue la imagen escogida para una postal en francés que dice: «Cerca hay una antigua mezquita convertida al cristianismo. Los árabes eran unos arquitectos ingeniosos y buenos empresarios».

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Posada de la Sangre, en una postal con destino a Pontevedra de 1947.

La Posada de la Sangre era otro punto bien conocido. En 1933 un viajero cuenta a alguien de Waxahachie, en Estados Unidos: «Esta es la casa en la que Cervantes vivía cuando escribió algunas de sus novelas (Don Quijote es la más famosa)». El mismo patio es imagen de otra postal de 1947 en la que se lee: «Volvemos hacia Zocodover pasando otra vez por la Posada de la Sangre, pero esta vez entramos en el patio y en él recordamos a Cervantes en los días en que escribiera «La ilustre fregona»».

La Catedral es por supuesto uno de los monumentos más mencionados por visitantes. «Toledo es una maravilla. Solo la Catedral podría retenernos aquí durante días», cuenta a su hija una visitante francesa que también informa de que «papá ha tomado 60 fotografías por lo menos».

[ze_summary text=»La Catedral es más grande que la de León, aunque está peor conservada; el pueblo no vale nada, todo cuestas, empedrados y las calles como desfiladeros»]

La Catedral es más grande que la de León, aunque está peor conservada; el pueblo no vale nada, todo cuestas, empedrados y las calles como desfiladeros[/ze_summary]

Claro que con tantos visitantes no podía faltar alguna crítica, como la que realiza en 1951 una leonesa que cuenta a una amiga: «Fuimos el sábado a Toledo y como podrás ver en la foto, la calle es muy estrecha y al fondo se ve la Catedral, que es más grande aunque está peor conservada que la de León». Y no solo la Catedral dejó poco satisfecha a esta visitante, que después añade: «El pueblo no vale nada, todo cuestas, empedrados y las calles como desfiladeros; como cosa antigua, tienen cosas maravillosas».

Sol, cuestas, calor… así describen los visitantes a Toledo

Gente de paso, viajes de negocios, una escapada cultural… Los motivos para visitar Toledo son muchos pero sea cual sea la causa del viaje, la experiencia siempre pasa por una agotadora caminata por sus calles empinadas y por el calor asfixiante del verano. «Toledo bien merece una visita», cuenta un turista inglés en 1920 con una postal del Alcázar, «el sol aún brilla y es muy diferente al de Inglaterra».

Entre las postales inglesas y francesas son muchos los turistas que, igual que en la actualidad, deciden acercarse a Toledo desde Madrid. No faltan las menciones a las corridas de toros, el flamenco o la gastronomía. El calor abrasador del sol invita a otra de las costumbres más españolas, como bien atestiguan unos turistas franceses: «Qué calor por aquí. Nos vemos obligados a echarnos la siesta». Y es que sobre el calor tampoco faltan referencias. «Por lo menos hay bebidas frías», se consuela un francés, mientras que otro grupo de compatriotas agradece que la fatigosa visita se vea compensada con su rica y variada «cuisine».

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Vista de Santiago del Arrabal y parte posterior de la Puerta de Bisagra.

Mas allá de estas opiniones sobre el clima o la orografía del terreno, los años 60 abrieron España al turismo y con él se puso de manifiesto el contraste entre un país marcado por el franquismo y una Europa en pleno desarrollo. En 1962 una postal dirigida a Mandelieu (Francia) recoge una particular visión: «La España de hoy es muy diferente de la que hemos conocido. Financieramente ha progresado a pasos de gigante. Sin embargo, ha conservado por mucho tiempo una parte de su encanto anticuado». Al dorso, una imagen de Zocodover y el Alcázar con un aspecto cuidado tras su restauración.

Ciudad inspiradora de versos

Igual que las vistas que inspararan a Rilke para escribir algunos de sus poemas, el Toledo del siglo XX continuó cautivando la mente algunos enamorados. Entre las palabras más poéticas que se encuentran, las que dirige Pepe a «su Amparo» en 1907: «Quisiera ser ruiseñor y hacer un nido en tu pecho, y vivir de tus caricias y respirar con tu aliento».

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Quisiera ser ruiseñor y hacer un nido en tu pecho, y vivir de tus caricias y respirar con tu aliento[/ze_summary]

Otras dejan con las ganas de saber a que se refería su autor cuando escribía, como estas líneas que aparecen en una postal con destino a Granada en 1942, junto a un Alcázar con las cicatrices de la guerra: «Hoy, como siempre que visito esta artística capital, antes de comenzar mis asuntos te dirijo estas líneas para evocarte el feliz recuerdo de aquel día inolvidable».

No solo las vistas del río inspiran a los enamorados. El «Rincón de un patio toledano» fue la postal elegida en 1933 por otro enamorado para dirigir unas palabras a su «amadísima» esposa: «Me despido de ti y del sufrimiento que mi alma siente al observar tu llanto. Solo me hace pensar en el momento de volver junto a ti pues te amo tanto que si deseo vivir solo es por verte, por hacerte feliz siempre a mi lado y al conciliar el sueño poder tener tu cuerpo siempre abrazado.»

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Vista del Alcázar tras la Guerra Civil.

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