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viernes, 26 de abril de 2024
Convento de Santa Clara la Real, de Toledo.
Convento de Santa Clara la Real.
Toledo - 28 abril 2018

El convento de Santa Clara la Real, de Toledo, ha reabierto hoy sus puertas con un museo en el que se podrá vivir una nueva experiencia «patrimonial, artística y espiritual» de la capital regional y que será gestionado por la comunidad de religiosas clarisas.

En la inauguración de esta nueva oferta cultural han tomado parte la concejala de Turismo y Artesanía del Ayuntamiento toledano, junto al consejero de Educación, Cultura y Deportes, Ángel Felpeto, quienes han coincidido en confirmar su colaboración con los titulares de los conventos para la conservación de estos espacios, ha informado una nota municipal.


La inauguración se ha producido tras la Eucaristía que ha presidido el arzobispo, Braulio Rodríguez, en la iglesia conventual, que cuenta con dos naves y uno de los retablos de principios del siglo XVII con óleos de Luis Tristán, que abrirá todos los sábados de mes en horario ininterrumpido durante todo el día.

Ubicado en la zona conventual y de los cobertizos, en pleno Casco Histórico, el recorrido por estas instalaciones permitirá al visitante conocer cómo es la vida contemplativa y en clausura, así como la importante colección de arte que los siglos han legado al convento, o conocer enclaves únicos como el Patio del Naranjo y el Claustro de los Laureles.

En el primer espacio se podrán apreciar en solado las losas de granito góticas descubiertas tras la última intervención del Consorcio de la Ciudad de Toledo, junto a tres brocales y pilas de diferentes etapas históricas.

Una visión enriquecida con la vanguardia que el arquitecto local Jesús Corroto plasmó en 2014 en la verja que a modo de celosía comunica visualmente el Claustro de los Laureles con el Patio del Naranjo, inspirada en las yeserías mudéjares que se conservan en esta zona.

Este convento es el primero de franciscanas fundado en la ciudad y la historia cuenta que Diego Alfón de Toledo era dueño de un palacio o «casas grandes» antes de 1292, adquiridas por María Meléndez, que en 1358 amplía con otras casas colindantes.

Al no tener sucesión, dona sus posesiones a la comunidad de Santa María y San Damián. La comunidad se instala en estas casas en 1373 y este nuevo convento se autoriza por Bula Pontificia el año anterior, siendo el arzobispo Gómez de Manrique el fundador del monasterio llamado desde entonces de Santa Clara.

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