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viernes, 19 de abril de 2024
cambio climático Juan Ignacio de Arce. Foto: Sara M. Trevejo / Graellsia Isabelae.
Juan Ignacio de Arce. Foto: Sara M. Trevejo / Graellsia Isabelae.
Butterfly Monitoring Scheme (BMS) - 28 abril 2019

Los insectos son uno de los mejores indicadores para comprender los efectos del cambio climático. Por ello en 2015 se emprendió un proyecto europeo para analizar los cambios en las comunidades de mariposas, lo que puede servir para ver la evolución del cambio climático. Se trata del Butterfly Monitonirg Scheme (BMS), un programa en el que participan 17 países europeos y en el que Castilla-La Mancha también va a jugar un papel importante.

 


Importante porque desde este año será la comunidad que cuenta con el mayor número de transectos de toda la Península, los lugares donde se realizan los muestreos para analizar el estado de las comunidades de mariposas. Y es que a los 13 ya existentes se van a añadir cinco en este 2019, del total de 78 que existen. Con el pionero de este proyecto en la región y coordinador de este programa que impulsan multitud de universidades europeas y asociaciones, además del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, hemos charlado en encastillalamancha.es para que nos cuente todos los detalles del BMS. Él es Juan Ignacio de Arce, un biólogo y profesor conquense que además preside una de las asociaciones participantes en el programa, la Sociedad Entomológica y Ambiental de Castilla-La Mancha (Seacam).

«Estamos haciendo un tipo de seguimiento para ver cómo van cambiando las mariposas todos los años. Estamos viendo que se producen extinciones locales, adelantos en apariciones de algunas especies… y todo esto lo estamos relacionando con el cambio climático y también con la biodiversidad, con la comunidad de mariposas que hay en ese sitio», comienza explicando el coordinador del proyecto.

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A pesar de que en Castilla-La Mancha todavía no hay resultados de esta investigación puesto que el primer año de muestreo de las comunidades de mariposas fue el 2018, de Arce ya nos adelanta lo que están descubriendo en otros sitios. En España se viene publicando una memoria anual que se puede consultar aquí: Informe 2018 del BMS en España

«Muchos expertos están anunciando que las mariposas están cambiando, tanto en altitud como en latitud, van buscando sus óptimos ecológicos, esto está correlacionado con el aumento de temperatura, que es aproximadamente entre 1 y 1,3 grados en 40 años, es una correlación estadística», argumenta.

Es más, asegura que ya «hay alarma», no solo porque estén cambiando las comunidades de mariposas, sino por lo que esto también significa para el resto de la biodiversidad. «Son indicadores que sirven para todo, también para saber la salud del ecosistema«, puesto que los insectos sirven como alimento de otros animales y estos a su vez de otros, además de que los insectos contribuyen a la polinización, en especial las abejas, pero también ayudan otros como las mariposas.

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«Las mariposas viven 200 metros más alto por la subida de las temperaturas»

Se repite en multitud de ocasiones, el cambio climático no es que vaya a llegar, es que ya está aquí y los siguientes pasos que haya que dar es en paliar sus posibles efectos. Algunas de las pruebas de estos cambios las están dado las propias mariposas, que están teniendo que elevar la altitud en la que viven para encontrar las temperaturas adecuadas, pero claro, no se puede subir hasta el infinito y algunas de ellas «se están quedado sin hábitat«, subraya de Arce.

Esto no quiere decir que se extingan, pero si que «irán cambiando las comunidades», explica. «Puede haber pequeñas extinciones locales, pero también pueden aparecer otras especies que a lo mejor estaba a 1.200 metros y aparecen a 1.400. A lo mejor la comunidad de mariposa no cambia tanto pero sí las especies que trabajan en ella», expone.

«Hay alarma por el cambio climático porque se ha visto que las mariposas han subido unos 200 metros en altitud», lamenta el biólogo.

Un estudio para dos especies en peligro en Castilla-La Mancha

Una de las especies que se está quedando sin hueco el Sistema Ibérico es la Parnassius apollo. «Está fatal», lamenta el biólogo.  «Se hacen muestreos y quedan uno o dos ejemplares, se está quedando sin hábitat», alerta y expone que está «totalmente relacionado con el cambio climático, ya no nieva y la nieve ayuda a la conservación de la larva de la mariposa durante el invierno».

«Puede perder uno de sus hábitats. En el Sistema Ibérico se están reduciendo mucho. De 40 o 50 ejemplares que podías encontrar en los 70, ahora uno o dos», incide. Esta especie vive a bastante altitud y el Sistema Ibérico se les está quedando pequeño, por eso «su población sigue subiendo en altitud pero va a llegar un momento que no puedan subir más en el Ibérico, pero en el Sistema Central se conservan porque tiene más altura, pueden subir hasta los 2.200 o los 2.300 metros».

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Otra especie que está cambiando es la Graellsia isabellae. «Hemos visto que ya hay ejemplares en marzo, cuando se ven en abril. Estamos observando cambios brutales«, avisa.

Puesto que son especies muy preciadas, y en el caso de la mariposa apollo está amenazada, se van a emprender sendos estudios para analizar con más detenimiento estos cambios que se están produciendo en las comunidades de mariposas.

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El transecto más rico en cuanto a número de especies está en Cuenca

Y de todos los transectos que ya existen en Castilla-La Mancha, hay uno que destaca por la gran diversidad de especies y abundancia de las mismas en ese entorno. «Es el más rico y el tercero más diverso» de toda la Península, explica el profesor, quien cuenta que este lugar tan especial se encuentra en Vega del Codorno (Cuenca). En este lugar es en el que más número de especies habitan y el tercero que mejor se encuentran las distintas comunidades de mariposas teniendo en cuenta la cantidad de ejemplares que las integran.

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Cualquier amante de la naturaleza puede participar en el BMS si tiene compromiso

La calidad y cantidad de datos que obtenga el BMS depende en buena parte del compromiso de los voluntarios que realizan los muestreos en su transecto. Cualquier amante de la naturaleza que tenga una hora cada 15 días para hacer un recorrido prefijado puede participar en el proyecto. No hace falta que sea durante todo el año, solo desde el periodo de vuelo (aproximadamente en marzo) hasta que las mariposas hibernan (sobre el mes de octubre).

Como explica Juan Ignacio de Arce, ellos dan la formación necesaria y ayudan a las personas a crear el transecto y también echan una mano para la identificación de las especies.

Este proyecto de «ciencia ciudadana» necesita de voluntarios que «anoten lo que ven cuando salen al campo», bajo unas pautas, pero en las que no hacen falta unos conocimientos muy específicos sino que se van adquiriendo con la formación y la ayuda que se presta por parte de los organismos participantes, como es en el caso de Castilla-La Mancha la sociedad Seacam que preside de Arce.

Eso sí, el único requisito que se requiere es el compromiso, puesto que los muestreos se tienen que hacer periódicamente y durante años, porque en el caso contrario no habría datos fehacientes a analizar.

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