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jueves, 25 de abril de 2024
MALAS PRÁCTICAS DE ALGUNAS TELEVISIONES AL INFORMAR DE ESTE CRIMEN - 15 marzo 2018 - Castilla-La Mancha
Agustín Yanel Agustín Yanel

La muerte del niño Gabriel Cruz, golpeado con un hacha y después estrangulado presuntamente por la pareja sentimental de su padre en una finca de Las Hortichuelas de Níjar (Almería), ha vuelto a sacar a la luz los peores métodos de algunos programas de televisión para informar de casos como éste. Para algunas empresas de comunicación y para algunos periodistas no existen límites con tal de aumentar su audiencia, y no les importa recurrir a las prácticas profesionales más vergonzosas y menos deontológicas para lograrlo. Y lo peor es que a veces lo consiguen.

El 27 de enero de 1993, hace ya 25 años, fueron encontrados los cadáveres de Miriam, Toñi y Desirée, tres niñas de 14 y 15 años de Alcásser (Valencia) que habían sido secuestradas dos meses antes y violadas, torturadas y asesinadas. Antena 3 instaló allí un plató y la periodista Nieves Herrero presentó el programa De tú a tú, que se recordará ese día como uno de los más vergonzosos de la televisión. Hay que decir que ella se ha arrepentido después, ha dicho que fue un gran error y que intentó frenarlo, pero que sus jefes no le hicieron caso.


El día que nació la telebasura

Nieves Herrero entrevistó allí a los padres y madres de las niñas, vecinos, familiares… Y todo ello delante del vecindario del pueblo, que aplaudía a rabiar cada vez una madre lloraba o ante determinadas palabras y gestos de la periodista. Se ha dicho que ese día nació en España la telebasura.

Con la desaparición y muerte de Gabriel Cruz ha ocurrido algo parecido, lo que demuestra que en este terreno hemos aprendido poco. O, lo que es peor, que caminamos hacia atrás en vez de avanzar.

La ciudadanía tiene derecho a recibir la información de interés, también sobre asuntos tan trágicos como éste. Siempre. Es un derecho constitucional y humano que se debe exigir. Pero periodistas tienen la obligación de informar respetando la intimidad de los protagonistas, buscando la verdad y no el lado morboso de los acontecimientos. En este caso, lamentablemente, ha habido medios que han hecho exactamente lo contrario, porque la audiencia es la que manda.

El ejemplo de los padres

La madre y el padre de Gabriel han dado un gran ejemplo de entereza, dignidad y sensatez. Cuando ya había sido detenida la compañera del padre como presunta autora del crimen, Patricia, la madre, pidió que no se hablara de ella ni se lanzaran mensajes de rabia por las redes sociales. Pero algunas televisiones siguieron a lo suyo, a buscar lo morboso para ganar audiencia.

Para informar de este caso, ¿era necesario indagar en todo lo que ha hecho la presunta autora desde que llegó a España, investigar las deudas que dejó en su país -República Dominicana-, viajar hasta allí para entrevistar a sus padres, hermanos y vecinos? ¿Era aceptable que periodistas que no son psicólogos hagan un retrato psicológico del padre o la madre de Gabriel, como han hecho en alguna tertulia, como si los conocieran de toda la vida aunque no los han visto nunca?

En el programa de Telecinco Sálvame, presentado por la humorista Paz Padilla, un buen ejemplo de telebasura en el que se dedican a rebuscar los trapos sucios en la intimidad de personajes o personajillos que acuden al plató a cambio de dinero, también analizaron el caso de Gabriel Cruz. Tan extraña y sorprendente resultaba esa tertulia que en las redes sociales abundaron las críticas al programa y a la presentadora, que hasta llamó Javier al niño en vez de Gabriel. Pero habrá quien diga que cualquiera puede equivocarse.

No hay que olvidar que algunos políticos han aprovechado este caso para defender la pena de prisión permanente revisable, frente a quienes la rechazan. Lo han hecho porque la casualidad ha querido que el Congreso de los Diputados haya debatido el 15 de marzo una propuesta del PNV para eliminar ese tipo de condena, que este partido registró el 12 de septiembre de 2016 pero que no ha llegado al pleno de esa cámara hasta ahora. Ningún político debería utilizar los sentimientos y el dolor para hacer política, porque así no se deben conseguir los votos.

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