viernes, 19 de abril de 2024
09/02/2017junio 6th, 2017
Agustín Yanel Agustín Yanel

Con el ritmo al que avanza la tecnología, posiblemente no está muy lejano el día en que en España empecemos a ver que las grandes entidades bancarias inauguran sucursales completamente automatizadas, sin ningún trabajador en ellas. La parte positiva es que se reducirá el tiempo empleado para realizar algunas gestiones; pero la parte negativa es que se perderán decenas de miles de puestos de trabajo y que muchos ciudadanos no podrán utilizar las nuevas tecnologías.

El Banco de América, la segunda entidad bancaria más importante de Estados Unidos, ya ha inaugurado tres oficinas completamente automatizadas, en las que el cliente no solo puede utilizar el cajero automático, como ahora, sino realizar otras gestiones como solicitar tarjetas o formalizar una hipoteca, pedir un préstamo, contatar un fondo de inversión o un plan de pensiones… Un empleado, que no estará en la sucursal sino en una sede central del banco, les atenderá por vídeoconferencia, según ha publicado el diario El País.


En España ya existe la denominada banca personal, consistente en que un empleado del banco atiende desde la sede central al cliente, que no tiene que desplazarse hasta la oficina bancaria y puede realizar con él muchas operaciones por teléfono. Ahora, las oficinas automatizadas sin empleados dan un paso adelante más.

En principio puede parecer que esta decisión no será negativa, pero hay que ver las dos caras de la moneda. Es algo así como el uso de los teléfonos móviles: nadie va a negar que han sido una auténtica revolución para conectar a la gente, pero también han traído el efecto negativo de frenar o casi eliminar las conversaciones personales y facilitar los timos, abusos e intromisiones en la intimidad personal o familiar.

LAS DOS CARAS DE LA TELEFONÍA MÓVIL

No se pueden negar las muchas ventajas que la telefonía móvil ha significado para la sociedad, como tampoco se pueden negar los beneficios que pueden traer las oficinas bancarias en las que no haya que guardar largas colas para ser atendidos. Pero en ambos casos hay que ver también la parte negativa, para poner las soluciones más adecuadas cuando se está a tiempo.

En España, como en todos los países, el avance de las tecnologías ha permitido a las Administraciones públicas implantar la utilización de internet para realizar todo tipo de gestiones: solicitudes, pago de impuestos, presentación de declaraciones de todo tipo…

Estas prácticas son positivas, pero se convierten en un obstáculo para una parte todavía numerosa de la ciudadanía cuando se imponen por obligación como la única manera de poder realizar esas gestiones o cuando se llevan a extremos exagerados. Un ejemplo: el ciudadano va a una oficina pública de su ciudad para solicitar una información, por sencilla que sea, y se encuentra con que incluso para hacer una pregunta tiene que solicitar antes una cita previa por teléfono o por internet, que le darán para los días siguientes. Tiene que volver otro día ya con la cita, ha perdido más tiempo y, como consecuencia, el avance tecnológico ha sido para él un retroceso.

ATENCIÓN PERSONAL CARA A CARA

Con las oficinas bancarias sin empleados puede ocurrir algo parecido. Habrá muchos clientes que no sepan utilizar la tecnología para realizar trámites más complejos que sacar dinero del cajero automático o, sencillamente, que quieran hablar de su patrimonio cara a cara con un experto del banco y no a través de una pantalla por vídeoconferencia. ¿Qué pasará con ellos?

Y algo muy importante y preocupante, que los bancos deberían tener en cuenta, aunque es dudoso que lo hagan: si deciden seguir el ejemplo del Banco de América e inauguran oficinas totalmente automatizadas sin empleados, se perderán muchos miles de trabajadores.

Nadie puede ni debe oponerse al avance de las tecnologías y su aplicación en todos los aspectos de la vida diaria. Pero siempre hay que dejar una vía alternativa para quienes no puedan acceder a esas tecnologías.

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