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19/03/2013junio 13th, 2017

El IES «Universidad Laboral» de Toledo celebra estos días su 40 aniversario, una efeméride que será aprovechada por el centro educativo para hacer balance de estos años y mostrar cómo era la educación en 1972 cuando -con José Manuel Gutiérrez Bravo como director- el Centro de Universidad Laboral «Blas Tello» (primer nombre que tuvo) fue inaugurado por el ministro Licinio de La Fuente.

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Precisamente Licinio de la Fuente será uno de los asistentes al acto de conmemoración que tendrá lugar el miércoles 20 de marzo a las 19:30 horas, en el que también intervendrán el director actual, Prudencio Almenara, José Manuel Gutiérrez Bravo y diversas autoridades, entre ellas, el presidente de las Cortes, Vicente Tirado; el consejero de Educación, Marcial Marín; el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page; y el vicepresidente de la Diputación Provincial de Toledo, Emilio Bravo Peña. La jornada se completará con la proyeción del reportaje de la inauguración que estuvo a cargo del que era entonces príncipe Juan Carlos de Borbón y una actuación musical del tenor Javier Moreno Abada y el antiguo profesor del centro Manuel Navalón Riaza, quien estará acompañado al piano por la también antigua alumna Blanca Samper Juárez.

En este 40 aniversario vale mucho la pena pasarse por la exposición instalada en las dependencias del IES, un auténtico testimonio de cómo este centro ha sido testigo y parte del desarrollo de la educación. En su recorrido el visitante podrá ver los primeros libros de texto; antiguos ordenadores, estenotipias o máquinas de escribir griego junto a los últimos robots; las cajas de herramientas que se entregaban a los alumnos de Electricidad a principio de curso; el proyector cinematográfico con el que se ofrecían películas todas las semanas; el libro de visitas con las firmas de Juan Carlos de Borbón en la inauguración, de Carmen Polo…; las primeras nóminas de los docentes; un reloj eléctrico que sonaba a la entrada y salida y que por aquel entonces era el único que existía en Toledo; publicaciones como «Zhei» o «Agora»…

Muchas imágenes y recortes de prensa dan fe de las personas que han pasado por allí, desde los dos primeros trabajadores -como el jardinero y el vigilante Mariano quien de noche siempre tenía a mano un rifle-, hasta la duquesa de Alba, que se hizo fotos con los alumnos de la Escuela de Hostelería y Turismo. Igualmente han dejado constancia de cuando el 26 de febrero de 1992 se cayó una escalera -afortunadamente sin víctimas- y fue necesaria una completa remodelación.

Pero si hay una cita en el IES «Universidad Laboral» que ha congregado a personalidades conocidas esa ha sido la Semana de Actividades Docentes, que este año cumple su XXXIII edición y que ha reunido a toreros como El Litri; periodistas como María Escario, Fernando Ónega o Pedro J. Ramírez; divulgadores científicos como Manuel Toharia; historiadores como Julio Caro Baroja; ilustradores como Peridis; políticos como Cristina Almeida; y numerosas autoridades de la ciudad y la región. No en vano, explicaba Ángel Felpeto -profesor del centro durante mucho años, ex concejal del Ayuntamiento de Toledo y ex delegado de Educación-, «aquí se llegó a hacer un debate entre Joaquín Sánchez Garrido y José Manuel Molina cuando optaban a la Alcaldía de la capital regional». 

Esta Semana de Actividades tiene su origen en la intensa agenda extraescolar que ofrecía el centro tanto a los internos como al resto de estudiantes. Entre esas actividades, en la primera etapa del IES «Universidad Laboral» tenía mucha importancia el deporte, tanto que del instituto salieron el atleta José Luis González o el jugador de balonmano Ángel Montoro. Aún conservan en sus estanterías el primer trofeo del año 1973 conseguido en el Campeonato Nacional de Campo a Través.

Se trata, sin duda, de una exposición que traerá gratos recuerdos y muchas sonrisas a los antiguos alumnos y profesores pero también mucho conocimiento de cómo era la educación hace 40 años. 

ALGO MÁS QUE UN CENTRO EDUCATIVO

Por toda su historia y trayectoria, el IES «Universidad Laboral» ha sido y es algo más que un centro educativo. En el pasado fue sede de la Escuela de Ingenieros Técnicos, de la Escuela de Teatro del Rojas, de la UNED y acogió el Centro de Profesores desde 1985 a 1995. Además, gracias a convenios firmados con la antigua CCM, entidad que aportaba dos millones de pesetas (una cifra nada desdeñable por aquel entonces) acogía numerosos eventos.

Este IES se creó como Universidad Laboral, concretamente como centro asociado a la Universidad Laboral de Tarragona, que fue la que adquirió los terrenos en la ciudad. De esta compra aún se conservan las escrituras. Las Universidades Laborales se crearon para dar la posibilidad de estudiar a niños y jóvenes con escasos recursos. Para ingresar los alumnos debían tener una nota media de notable. Esta institución cumplía una función social muy importante, de hecho en la década de los 70 Toledo acogió a estudiantes de toda España que hacían uso de la residencia. El centro les daba los libros de texto, la ropa «y hasta el cepillo de dientes y la pasta», cuenta Felpeto.

En este sentido, el «Universidad Laboral» -que también ha recibido los nombres de Instituto Nacional de Enseñanzas Integradas y Centro de Enseñanzas Integradas (CEI)- fue fundamental en su primera década de existencia para el desarrollo de la provincia de Toledo y es que, al margen de «El Greco» -que estaba destinado únicamente a los jóvenes de la ciudad- no había otro instituto.

Otra época importante en su historia fue a finales de los 80 y principios de los 90 con el «boom» de la escolarización, momento en el que el número de alumnos alcanzó los 2.500.

Ángel Felpeto también resaltaba la evolución de los últimos años con el impulso que se ha dado a los ciclos formativos. Tanto es así que actualmente se imparten cinco familias formativas.

Las Universidades Laborales pervivieron durante 26 años en la segunda mitad del siglo XX; algunas fueron cedidas para la Universidad, otras -como la de Toledo- se quedaron para las Enseñanzas Secundarias. La de Toledo -cuentan tanto Ángel Felpeto como Prudencio Almenara- tal vez sea una de las que más ha conservado su identidad, manteniendo la residencia y buena parte del espíritu con el que se pusieron en marcha.

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