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viernes, 19 de abril de 2024
Juan Manuel Barrachina
Juan Manuel Barrachina, jefe de equipo en la provincia de Toledo.
Pertenecen a Cruz Roja - 26 enero 2019

En 2014 se ponía en marcha en Castilla-La Mancha el Servicio de Apoyo y Asistencia Psicosocial a Víctimas, Familiares y Grupos Operativos en situaciones de Urgencia, Emergencia, Crisis y Catástrofes, un servicio promovido por el Gobierno regional y que es prestado por voluntarios de Cruz Roja que acuden allí donde lo solicita el servicio de Urgencias y Emergencias 112.

Juan Manuel Barrachina López es el jefe de equipo de este servicio en la provincia de Toledo. Ponía de manifiesto que, desde que se creó, sus miembros han intervenido en 214 ocasiones, estando relacionadas muchas de ellas (120) con los suicidios. Desapariciones, accidentes de tráfico, accidentes laborales y casos de violencia de género son otras de las causas principales de intervención.


El equipo de Toledo está formado por cerca de 80 voluntarios: psicólogos, trabajadores sociales, socorristas de acompañamiento, médicos de apoyo… todos ellos tienen en común haber recibido una formación especializada en primeros auxilios psicológicos. Si bien su ayuda también se extiende a otras facetas como la sanitaria o la social, ellos son los encargados de estar ahí en los primeros momentos en los que se produce la pérdida de un ser querido, instantes difíciles de afrontar y en los que cualquier consuelo es poco.

Es el 112 el que se ocupa de activar este servicio. Lo hace llamando al Centro Nacional de Coordinación de Cruz Roja en Madrid, el cual se dirige al equipo de la provincia en el que ha ocurrido el incidente para indicarle si tiene que actuar inmediatamente o, bien, permanecer en alerta.

«La mejor terapia suele ser que la persona hable»

Cuando se precisa su actuación, los voluntarios tienen un plazo máximo de tres horas para desplazarse al lugar de los hechos. El equipo mínimo siempre está formado por un psicólogo y por otro voluntario más. Una vez han llegado a su destino, «lo primero que hacemos es buscar un sitio seguro y apartado de miradas indiscretas para llevar allí a los familiares». Aunque cada caso es diferente y se debe abordar según sus circunstancias, «la mejor terapia suele ser que la persona hable». En muchas ocasiones, sobre todo cuando se trata de suicidios, «también intentamos desculpabilizar a la persona».

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Este grupo de intervención psicológica también está pensado para los trabajadores de los organismos intervinientes en emergencias que, en numerosas ocasiones, pueden verse afectados anímicamente durante la participación en algún accidente o incidentes de especial gravedad.

Compartir con las familias de las víctimas instantes así requiere de una formación muy específica. «Sabemos que vamos a tener que ver mucho sufrimiento ajeno, en otras ocasiones respetar el silencio de la persona que no quiere hablar…». Añade que «es difícil que no te acabe afectando» pero asegura que el beneficio que aportan lo compensa.

Juan Manuel Barrachina -psicólogo- señalaba a encastillalamancha.es que aún recuerda a la perfección el primer caso al que acudió: «Fue muy duro porque se trataba de un suicidio que había sido presenciado por un menor». No obstante, de todos los incidentes en los que ha participado, afirma que para él el más complicado fue la tragedia que se vivió en Fuensalida (Toledo) en noviembre de 2014 cuando murieron atropelladas tres chicas de 12, 15 y 16 años, quedando también en estado crítico un cuarto joven de 17 años.

En 2017 el equipo de la provincia de Toledo del Servicio de Apoyo y Asistencia Psicosocial tuvo 32 intervenciones, mientras que en 2018 fueron 10, una cifra sensiblemente inferior.

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