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viernes, 19 de abril de 2024
Voluntarios de la Expedición Solidaria de Albacete en Ucrania.
Voluntarios de la Expedición Solidaria de Albacete en Ucrania.
De Ucrania a Albacete - 12 abril 2022 - Albacete

«Mi número de teléfono ya se había difundido por allí y, cuando ya teníamos todas las plazas completas, prácticamente con overbooking, me llama una persona y me dice que por favor vaya a recoger a una madre que estaba en la estación con su hijo, muy asustada. Yo no podía ir, estaba a dos horas de viaje y sin parar de trasladar personas, así que le pedí a Mesi que fuera en taxi y la trajera hasta Tesco. Cuando llegué, pregunté por ella y, de repente, escuché ‘Antonio’ y se echó a mis brazos, fue uno de los momentos que más me ha tocado», relata Antonio Sánchez, mientras conduce una de las cuatro furgonetas con las que pusieron rumbo a Ucrania desde Albacete hace justo una semana.

Ahora, a pocos minutos de parar en Barcelona para dejar a 25 personas, entre ellas 11 niños, con sus 9 familias, resume la experiencia como «inolvidable, bonita y muy difícil».


«Estamos muy contentos, todo ha salido bien, pero al final te duele porque estás viendo todo lo que está pasando, no puedes ser empático hasta que no lo ves con tus propios ojos«.

La expedición regresa con 76 refugiados 

Como la historia de la madre con su hijo en la estación, hay 74 más, personas que han abandonado sus casas por los bombardeos y que, tras horas de colas y esperas para cruzar la frontera, encontraron la oportunidad de venir a España.

«Después de entregar la ayuda humanitaria que llevábamos, fuimos a Medyka, uno de los pasos fronterizos entre Ucrania y Polonia. Las imágenes eran duras, veíamos como entraba gente a cuentagotas, sin embargo, la situación al otro lado era completamente distinta, la gente estaba horas y horas para poder cruzar, había personas mayores, niños, bebés, así que los esperábamos con comida y mantas».

Miedo y desconfianza por las mafias  

De Medyka eran llevados a Tesco, un centro comercial a las afueras de Przemysl, Polonia, reconvertido en centro de refugiados, donde cada país tiene un stand con información de los viajes que se realizarán y los recursos que se ofrecen, para que cada persona decida dónde ir.

«Al principio lo más importante era acreditarnos como voluntarios y darnos a conocer, porque llegan con mucha desconfianza, hay mafias que se están aprovechando de la situación para la trata de personas, entonces llegan con miedo. Al principio solo se apuntaron como 20 personas, pero con el boca a boca llegamos a más de 70«.

Igualmente, estuvieron desplazando a familias del centro de refugiados a la estación de Polonia. «Es imposible no soltar una lágrima cuando te cuentan las realidades que han vivido«.

«No descarto coger un avión y volver»

Ya dirección al centro de acogida de refugiados de Alicante, Antonio solo piensa en una cosa, volver. «No descarto coger un avión mañana y volver, estar allí te toca y siento que es lo que tengo que hacer ahora».

Eso sí, sería un segundo viaje a título personal. «De momento como expedición no, ha sido un mes de trabajo sin parar, casi sin dormir, y tenemos que seguir con nuestros trabajos y nuestros estudios, pero sí que estoy pensando aprovechar la Semana Santa, coger un avión e ir a echar una mano en la frontera, porque la realidad es que hace falta«.

Mientras se decide, continúan su trayecto, unos a Alicante y otros a Madrid, con «ilusión y pena» por tener que separarse, «han sido días muy bonitos de convivencia, nos da pena, a pesar de la dificultad del idioma, no hacen falta palabras para entenderte con una persona y mostrar sentimientos».

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