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viernes, 19 de abril de 2024
Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo, comienza un tratamiento sistémico.
Braulio Rodríguez. Foto - Rebeca Arango
Escrito semanal del arzobispo - 17 julio 2019

Después del rechazo expresado por el partido Vox hacia la exposición «Pederoclastia» del artista Fernando Barredo -más conocido como Loc– en el Círculo de Arte de la capital regional, ahora ha sido el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, el que se ha sumado a las críticas hacia una muestra con la que su autor -según él mismo ha indicado- denuncia la «atroz pederastia consentida, encubierta y hasta premiada en el seno de la Iglesia Católica».

En su escrito semanal, el arzobispo califica de «insultante» la «grotesca» exposición que se desarrolla actualmente en la ciudad.  «Yo quisiera distinguir entre quienes no pertenecen a la Iglesia o están alejados de ellas, pues nada o muy comparten con ella dentro del respeto normal en una sociedad plural, y quienes exhiben esta serie de insultos impresentables sin pruebas. A los primeros los respeto; a los segundos, tengo que decir sencillamente que se insultan a sí mismos, por mucho que crean que están en primera línea de pensamiento crítico. No lo demuestran».


Añade que «ni yo, obispo de Toledo, soy un ‘obispóptero’, lleno de lujuria, ni los sacerdotes toledanos, de los que soy responsable, son lo que dice semejante exposición en un ¡Círculo de Arte!». Braulio Rodríguez entiende que la pederastia es un problema de toda la sociedad española y «sabemos en qué ámbitos abunda más: familia, centros deportivos y otros. El porcentaje de los que han abusado de menores es tan bajo respecto a toda la población española, que es un insulto a la inteligencia hacer afirmaciones que no son verdad, aunque haya sacerdotes pederastas».

Tilda de «inadmisible» la pederastia, «también la que hayan cometido algunos sacerdotes», pero argumenta que tampoco se puede condenar sin tener seguridad, «dejándose llevar por los tópicos o lo que inventan determinados medios de comunicación».

Concluye su escrito señalando que «nosotros podemos aguantar insultos, calumnias hasta límites insospechados; también sabemos perdonar y no queremos reaccionar histéricamente con violencia, cuando, si esos insultos fueran dirigidos contra otra religión, tal vez se daría otro tipo de contestación. Lo estamos demostrando en tantos países donde los cristianos son perseguidos sólo por ser cristianos. Utilizando, además, para esas exhibiciones un antiguo templo. Nada de esto tiene que ver con la libertad de expresión y sí con la responsabilidad en lo que se dice y acusa. También de esa responsabilidad participa el actual propietario del inmueble».

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