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jueves, 18 de abril de 2024
- 05 marzo 2018 - Cuenca

En 2004 los trabajos arqueológicos de Las Hoyas (Cuenca) dejaron al descubierto un importante hallazgo: el fósil de un ejemplar de enantiornita, un grupo de aves del cretácico, de 125 millones de antigüedad. Los estudios realizados sobre el fósil desvelan ahora algunos datos sobre el estado de desarrollo y características de esta ave prehistórica.

El fósil corresponde a un pollo recién salido del huevo y que crecía a gran velocidad. Con el cráneo intacto y parte de la cola, de la que se han encontrado diez vértebras libres, este esqueleto es uno de los más completos que se han encontrado de esta especie en el yacimiento de Las Hoyas.


El hallazgo se ha presentado esta mañana en el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha (Mupa) con el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Ángel Felpeto y el vicepresidente del gobierno regional José Luis Martínez Guijarro, y con la presencia de los paleontólogos José Luis Sanz y Francisco Ortega.

El consejero ha destacado la importancia científica del fósil estudiado y ha anunciado que se expondrá en el Museo Paleontológico donde se convertirá en un «valor añadido» junto a la última ampliación, inaugurada recientemente, y junto al futuro centro de Investigación sobre Paleontología que se ubicará en la tercera planta de las instalaciones.

Un ejemplar en fase de crecimiento

Para el estudio del fósil se realizó un análisis virtual del esqueleto mediante sincotrones, unos aparatos que emplean aceleradores de partículas y utilizan la energía residual que dejan estas para obetener detalles en tres dimensiones del tejido analizado.

[ze_image id=»230251″ caption=»Fósil de un pollito de enantiornita.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2018/03/p1c7qrt8145f6a3lf1mc14475.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]

La prueba desveló una única capa externa de hueso y la ausencia de las líneas que suelen quedar en el hueso con la parada de crecimiento, lo que hace suponer que la cría se encontraba todavía en desarrollo y es posible que muriera poco después de salir del huevo.

El tejido del húmero, el hueso más largo del ala, presenta las características propias de un ave jóven y en rápido crecimiento. El tamaño de la cabeza, por su parte, es enorme respecto al cuerpo y presenta dos órbitas también grandes, como es propio en los ejemplares jóvenes.

Por último, las enantiornitas adultas presentan ocho vértebras libres en la cola y un pigostilo, una estructura formada por la fusión de varios huesos. El ejemplar encontrado en Las Hoyas no conserva el extremo de la cola pero el alto número de vértebras encontradas podrían indicar que la fusión del pigostilo no se había producido todavía.

En comparación con las aves actuales, el estudio del fósil ha desvelado un ritmo de osificación del esqueleto muy distinto. El esternón no está completamente osificado, lo que tambiñen da cuenta de la variedad de ritmos de desrrollos de este grupo de aves.

Un hallazgo científico relevante para comprender a las enantiornitas

La información que se tenía hasta ahora de las aves enantiornitas daba cuenta de sus relaciones de parentesco, su modo de vida e incluso de su forma de volar. Sin embargo, no se conocía demasiado sobre su proceso de reproducción y el crecimiento de los polluelos. El hallazgo de Las Hoyas es de gran relevancia ya que ha permitido estudiar con más detalle su fase de desarrollo.

El fósil conquense ha sido estudiado por un equipo multidisciplinar, compuesto por investigadores de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis (España), el Museo de Historia Natural de Los Ángeles (EEUU), la Universidad de Manchester (Reino Unido), la Universidad de Upsala (Suecia), el Sincrotrón Europeo (Francia), el College of Charleston (EEUU), la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España), la Universidad de Málaga (España) y la Universidad Autónoma de Madrid (España).

El estudio mediante los sincotrones se ha realizado en Grenoble (Francia) y en la Universidad de Standford (Estados Unidos). Además ha aparecido publicado en una revista de primer orden científico como Nature Communication.

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