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martes, 16 de abril de 2024
Prismáticos de un economista - 03 julio 2020 - Castilla-La Mancha
Vicente del Río Vicente del Río

Valor humano añadido

Hombres y mujeres en el entorno de los 50 años, más o menos hacia arriba o abajo del medio siglo de vida. Acostumbrados a resolver situaciones de crisis por su trayectoria vital (tanto en lo personal, familiar o profesional si me apuran). Habiendo «tirado del carro» con casi toda seguridad en más de una ocasión, bien en sus trabajos o en las relaciones humanas.  Con algunas «costuras» en el alma y con experiencia en «lamerse las heridas» para salir de momentos complicados. Habituados a escuchar y negociar en sus actividades o en la vida personal. Con oficio, saber hacer y habiendo tenido experiencias de cómo organizarse en situaciones más o menos complejas.

¿Son conscientes las personas que se dedican a los procesos de selección de personal de las empresas grandes o pequeñas del valor humano añadido que aportan estos hombres y mujeres? ¿Por qué el hecho de haber cumplido determinada edad puede llegar a estigmatizar para ocupar un puesto determinado?


Las plantillas formadas por profesionales con diferentes edades, características y aptitudes aportan mayor variedad de soluciones. Constituyen equipos que se benefician del empuje de los más jóvenes y el temple de los más mayores. La mezcla enriquece, mi experiencia en labores de administración y ventas me dice que el trabajo es más productivo y gratificante cuando hay diversidad de hombres y mujeres en los distintos tramos de edad.

Máquinas y personas

Puedo admitir que el cambio de lo analógico a lo digital está relacionado con el progreso; sin embargo un escenario en el que las máquinas tengan cierta primacía sobre lo humano no me produce buenas sensaciones. En lo profesional están al alza los conocimientos tecnológicos y podemos llegar a correr el riesgo de que valores o aptitudes como la capacidad de negociación o saber escuchar queden en un segundo plano.

Bien es verdad que muchas personas de cierta edad tenemos que hacer un esfuerzo especial para estar al día en tecnología, idiomas o nuevas habilidades que se demandan para las nuevas profesiones. Sin embargo, estoy convencido de que las plantillas formadas por jóvenes y no tan jóvenes acaban generando sinergias para las empresas; así como una aportación muy enriquecedora para todos los empleados en sus bagajes profesionales.

Señoras y señores seleccionadores de personal, no tengan miedo. Entrevisten por favor a hombres y mujeres de cierta edad, obsérvenles en las «distancias cortas», en la cercanía de trato. El talento y las buenas actitudes se mantienen también con los años, incluso pueden llegar a mejorar.

Si quieres consultar más artículos del autor, entra en su blog: vicentedelrio.com

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