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sábado, 27 de abril de 2024
El padre javeriano Luis Pérez, contó su desgarrador testimonio en Toledo
El padre javeriano Luis Pérez, contó su desgarrador testimonio en Toledo
Un testimonio estremecedor - 10 junio 2017 - Toledo

No ha tenido que ser fácil, no… Porque sobrevivir a la guerra y al ébola en Sierra Leona, uno de los muchos países «perdidos» en África, solo lo hacen aquellos que tienen un carisma especial. Como el del misionero javeriano y toledano Luis Pérez, quien ayer contó en la capital regional que estas vicisitudes que la vida le puso delante «no me las tomé mal, sino que me tocó ver cómo afrontarlo». Porque ante situaciones tan extremas «claro que puedes irte, pero la coherencia de la vida te hace estar ahí. Con qué cara voy a irme del país y luego volver, incluso cuando hagas poco».

Así lo contó durante la tarde noche del viernes 9 en la parroquia del Buen Pastor. La charla llevaba por nombre «Sierra Leona después del ébola» y congregó a numeroso público que quiso conocer de primera mano las experiencias de un hombre que no se considera un héroe, sino simplemente un misionero.


[ze_image id=»170808″ caption=»Luis Pérez, primero por la izquierda, junto al obispo auxiliar y el delegado de Misiones de Toledo, entre otros.» type=»break_limited» src=»http://ecmadm.encastillalamancha.es/wp-content/uploads/2017/06/luis_perez3.jpg» urlVideo=»» typeVideo=»» ]

 

Luis Pérez siempre ha estado vinculado a África por activa y por pasiva. Incluso hace ya unos años fue secuestrado durante la guerra civil de Sierra Leona, experiencia de la que recordó que «tenemos que estar a las duras y a las maduras, porque fui secuestrado, teníamos el convencimiento de que perderíamos la vida, pero sin embargo el testimonio de la presencia de los misioneros te da un respeto ante la gente que luego sigue».

Luis Pérez: «Del ébola ya no se habla, está controlado y se ha pasado página»

El propio misionero toledano habló en primera persona del ébola, «del que ya no se habla, está controlado y se ha pasado página, por lo que creo que sí está controlado de verdad, aunque se han quedado protocolos. El problema del ébola ha sido un problema de ignorancia, pero no solo de Sierra Leona, sino un problema de ignorancia mundial».

Habla claro: «El primer mes del ébola fue muy duro para nosotros, incluso más que la guerra, porque en la guerra se oían los disparos y los cañonazos, por lo que podías moverte de un sitio a otro, pero el ébola no sabíamos dónde estaba, ni cómo se transmitía, ni cómo venía… Lo que nos provocaba desazón, aunque no de miedo, porque de un día a otro podías estar muerto».

Un testimonio realmente sobrecogedor.

Piensa que si la ayuda humanitaria hubiera llegado seis meses antes todo se habría solucionado sin el dramatismo que vivieron. Por eso el primer problema era el del aislamiento, «sabíamos que en la República Democrática del Congo existía ébola desde hacía 30 años, pero ellos ya sabían que tenían que aislar una aldea, aunque no supieran cuántos morirían, pero en Sierra Leona tardó muchísimo en llegar el aislamiento, la ayuda».

[ze_summary text=»El primer mes del ébola fue muy duro, incluso más que la guerra, porque en la guerra se oían los disparos y los cañonazos y podías moverte, pero el ébola no sabíamos dónde estaba ni cómo venía…»]

El primer mes del ébola fue muy duro, incluso más que la guerra, porque en la guerra se oían los disparos y los cañonazos y podías moverte, pero el ébola no sabíamos dónde estaba ni cómo venía…[/ze_summary]

 

Y dibujó una imagen de África diferente a la que en ocasiones se vende. «Todo son patrañas porque se trabaja mucho, horas en la huerta, horas trabajando para poder comer una miseria… Pero la situación no es culpa de ellos, sino del sistema». Mientras muestra su satisfacción porque muchos de los niños soldado que conocieron hoy son albañiles, mecánicos, sastres, otros tienen su negocio, «gracias al programa de los javerianos encontraron una primera formación y los primeros medios».

Finalizó agradeciendo la cercanía que durante todos estos años ha tenido de la Archidiócesis de Toledo y la preocupación que mostró, día sí día también, durante el ébola, sabiendo que cuenta con el apoyo y la oración de la Delegación Diocesana de Misiones.

En su charla estuvieron, entre otros, Ángel Fernández, obispo auxiliar de Toledo; Jesús López, delegado diocesano de Misiones; y representantes de la ONG Misión América y de la Asociación Entretejiendo; además del párroco del Buen Pastor, José Talavera.

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