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viernes, 26 de abril de 2024
DICE QUE COLOCARLOS EN LAS CALLES ES ILEGAL - 30 agosto 2018
Agustín Yanel Agustín Yanel

Los lazos amarillos, el símbolo que utilizan los independentistas catalanes para reclamar la libertad de sus políticos encarcelados desde hace meses -el expresident Carles Puigdemont y varios exconsejeros huyeron al extranjero-, se han convertido en los protagonistas de una auténtica guerra. Parece que en Cataluña no hay asuntos más importantes para la ciudadanía de los que ocuparse, como los recortes en sanidad o la educación, entre otros. Y lo peor de todo es que Ciudadanos y el PP utilizan los polémicos lazos como arma arrojadiza contra el Gobierno de Pedro Sánchez, como si no hubiera otros temas para criticarle. ¡Qué lamentable!

Desde que Pedro Sánchez ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy y se instaló en La Moncloa, hace tres meses, Albert Rivera y otros dirigentes de su partido intentan por todos los medios presentarse como los auténticos representantes del centroderecha para quitar votos de la derecha al PP; pero, al mismo tiempo, quieren diferenciarse del PP. No les ha sentado nada bien el inesperado cambio político que ha habido en el Gobierno de España y, quizá por eso, dicen o hacen cosas sorprendentes. Algunos andan como pollo sin cabeza. Lo último que se podía esperar era que su líder, en vez de apaciguar los ánimos en Cataluña, donde ya están bastante alterados, eche más leña al fuego acudiendo en persona a quitar lazos amarillos en una calle de Alella (Barcelona) mientras sus seguidores le aplaudían, otros ciudadanos le abucheaban y los fotoperiodistas y cámaras de televisión le grababan.


En numerosas ocasiones muchos ayuntamientos de Cataluña que defienden la independencia han colgado de su balcón principal una estelada -la bandera que utilizan como símbolo los independentistas, distinta a la bandera oficial de Cataluña que es la senyera-. Eso es ilegal, y así lo ha sentenciado la Justicia, porque el Estatuto de Autonomía catalán establece que en los edificios públicos de esa comunidad autónoma debe ondear la bandera oficial, la senyera, no la estelada.

Poner lazos no es ilegal

Pero ningún juez ni tribunal ha dicho que colocar un lazo amarillo o de otro color en una verja pública o en una barandilla sea ilegal. Es más, la fiscal general del Estado, María José Segarra, ha afirmado que tan legal es colocar un lazo, porque es una manera de expresar una opinión, como retirarlo para manifestar la opinión contraria. Ambas actuaciones son libertad de expresión, ha declarado.

Pero Albert Rivera hace oídos sordos a esas palabras y dice que colocar lazos amarillos en la calle es ilegal. Cita, como argumento, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga a un ayuntamiento a retirar una estelada que había colocado en una plaza pública, porque los magistrados consideran que eso supone privatizar un espacio público con un elemento «partidista» por parte de la corporación municipal, lo que vulnera la neutralidad institucional que deben mantener los ayuntamientos. Esa sentencia no se refiere a los lazos, pero a Rivera eso le da igual y la utiliza para decir que colocarlos en las calles también es ilegal.

Y, claro, para demostrar que él es el que mejor cumple la ley y las sentencias, el más demócrata, el más patriota español y catalán y el mayor defensor de la democracia y de la unidad de España, el miércoles 29 de agosto convocó a los periodistas para que vieran cómo él e Inés Arrimadas quitaban lazos amarillos en la población citada. Fue solo un acto simbólico, porque en cuanto terminaron su labor de limpieza otros ciudadanos volvieron a poner lazos en el mismo lugar, pero el objetivo estaba conseguido: ese acto simbólico fue noticia destacada en todas las televisiones, radios y periódicos y se convirtió en el tema central de debate en todas las tertulias.

Resolver problemas, no crearlos

Los políticos, tanto Albert Rivera como todos los demás, son elegidos por la ciudadanía para que intenten resolver los problemas, no para que los creen o intensifiquen los que ya existen. En el llamado problema catalán, que nadie puede negar, también deben actuar con el objetivo de resolverlo. Pero con algunas actuaciones no parece que sea ese su objetivo.

En los primeros meses del año 2006 Mariano Rajoy y los dirigentes del PP recogieron firmas por toda España contra el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Con aquella actuación contribuyeron a fomentar el independentismo catalán, en vez de buscar vías de diálogo para resolver el problema.

En 2018 Albert Rivera pide reiteradamente al Gobierno central que aplique de nuevo el artículo 155 de la Constitución para intervenir el Gobierno autonómico de Cataluña, y habla a diario de un supuesto pacto secreto entre Pedro Sánchez y los independentistas catalanes para que le apoyaran en la moción de censura, pero no aporta ninguna prueba de que ese pacto exista (en esto, como en otros asuntos, coincide totalmente con el PP). Ahora ha dado un paso más y ha ido a Cataluña para que le vean quitando lazos amarillos. Con esta actitud, el líder de Ciudadanos es probable que también fomente el independentismo como han hecho Rajoy y su partido, en vez de frenarlo.

Hay que decir una vez más, para que quede bien claro, que los máximos responsables de la situación que se vive en Cataluña, una sociedad dividida y enfrentada, son los gobernantes catalanes que en los últimos años se han dedicado a todo menos a gobernar en favor de su ciudadanía; los diputados autonómicos que han aprobado leyes declaradas después inconstitucionales, y quienes no han querido cumplir las sentencias. Pero también hay que decir que de esa situación no se saldrá ni recogiendo firmas contra el Estatuto -como hizo en su día Mariano Rajoy-, ni quitando lazos amarillos delante de los periodistas -como ha hecho Albert Rivera-. Ellos, y los demás políticos deben contribuir a calmar la situación en Cataluña y buscar vías de diálogo para resolver los problemas, no a calentar los ánimos. No todo vale para intentar conseguir más votos en las elecciones.

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