
Las elecciones que tenemos por delante, tanto las generales del 28 de abril como las municipales y autonómicas del 26 de mayo, son una especie de todo o nada para la mayoría de los partidos y para sus líderes.
En estos momentos de la historia en los que todo pasa de manera diferente y por primera vez, sin que dé tiempo a hacer la digestión de nada, vamos a despedir la legislatura más corta e intensa de la democracia española, apenas dos años y medio.
Acumulación de acontecimientos, volatilidad e incertidumbre
Dos presidentes del Gobierno, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, y dos Ejecutivos con 7 partidos implicados en ellos de alguna manera y en apenas dos años y medio.
Con esta acumulación de acontecimientos y hechos, la volatilidad política es el pan nuestro de cada día y la irrupción de nuevos partidos que crecen como la espuma un elemento más para la incertidumbre.
Las encuestas de ayer ya no sirven para nada y las de hoy apenas explican gran cosa, más que cerciorarnos en lo que ya sabemos: todo es posible el 28 de abril y el 26 de mayo.
[ze_summary text=»Las encuestas solo predicen que todo es posible el 28 de abril y el 26 de mayo»]Las encuestas solo predicen que todo es posible el 28 de abril y el 26 de mayo[/ze_summary]
Los partidos de la derecha: PP, Ciudadanos y Vox tensan y polarizan confiados en que exaltar los ánimos con Cataluña sea suficiente para hacerse con la mayoría absoluta sumando sus escaños pasado el 28-A.
En la izquierda, el PSOE pide calma y centrismo tratando de hacerse perdonar sus errores con Cataluña y el apoyo que le dieron los “indepes” para llegar a la Moncloa.
España no es solo Cataluña
Cataluña es el tema en el que más españoles piensan lo mismo sobre los independentistas. Pero España es mucho más. Y el Estado español también. A mí me gustaría que se hablara del futuro de nuestras pensiones, nuestra sanidad, nuestra educación, las prioridades en las infraestructuras o qué financiación autonómica podemos esperar en regiones como Castilla-La Mancha, infrafinanciada y endeudada hasta las cejas.
También me gustaría saber qué importancia dan los partidos a medidas para acabar con la corrupción y romper para siempre el nudo gordiano que ha unido demasiadas veces y demasiado tiempo a política, banca y grandes empresas.
[ze_summary text=»¿No se va a hablar de pensiones, sanidad, educación, infraestructuras o cómo acabar para siempre con la corrupción política?»]¿No se va a hablar de pensiones, sanidad, educación, infraestructuras o cómo acabar para siempre con la corrupción política?[/ze_summary]
Si las elecciones las gana el PSOE pero no gobierna, puede ser el final de Pedro Sánchez, pese a su manual de resistencia; y, de propina, devolver al PSOE a sus peores momentos.
Pero si es el PP el que no gobierna o el que pierde la hegemonía de la derecha frente a Ciudadanos, Pablo Casado y los “populares” se acercarán al abismo.
El examen es también a todo o nada para Albert Rivera y Ciudadanos, que tiene abierto un amplio abanico que incluye la gloria si queda por delante del PP y suman para gobernar o el infierno si se convierten en innecesarios después del 28-A.
Qué decir de Podemos y Pablo Iglesias, sumidos en una crisis que le aboca a una caída imprevisible. Sin embargo, resucitarían si consiguen que sus votos sirvan a Sánchez para regresar al Gobierno.
Vox, el partido de Santiago Abascal, cuyo crecimiento parece imparable, también se somete al todo o nada, en función de si sus escaños son necesarios o no para formar Gobierno en España.
Tampoco es descartable que pase lo que en esta legislatura que se empieza con un gobierno y un pacto y se acaba con los contrarios.
Predecir lo impredecible
Los sociólogos se emplean a fondo tratando de predecir lo impredecible, porque aunque se puede pronosticar quién ganará las elecciones es prácticamente imposible saber quién gobernará España hasta después de que se celebren. Y mucho más si varias suman son posibles.
Solo se sabe que la partida es al todo o nada.