viernes, 26 de abril de 2024
En Ciudad Real 04/03/2014junio 9th, 2017

«Los promotores de la infraestructura se llevaron por delante de forma injustificada, y con la patente de corso de la Junta de Comunidades, uno de los ejemplos más clásicos, paradigmáticos y excepcionales del acervo industrial de La Mancha: la Fábrica de Cerámica de Ciudad Real».

Nos situamos en la pasada legislatura, la del Gobierno socialista de José María Barreda, y hablamos del aeropuerto de Ciudad Real, cuya historia final conocen: cierre tras el absoluto fracaso empresarial del proyecto y hoy todavía en venta, muy por debajo del valor que inicialmente pedían.


Hace unos días, el periódico digital miciudadreal.es publicaba un anexo más de lo que ha sido el devenir del «capricho» político-empresarial de aquella época. El periodista Santos G. Monroy informaba de un estudio «recientemente publicado por los arqueólogos Luis Benítez de Lugo Enrich, Honorio Javier Álvarez García, Jaime Moraleda Sierra y Enrique Mata Trujillo en la revista Nailos».

El reportaje, en el que se habla incluso de «las maniobras para apartar a los técnicos de las tareas de control arqueológico de las obras», deja claro que «hasta su destrucción, la Fábrica de Cerámica de Ciudad Real fue uno de los complejos industriales más bellos y evocadores del Campo de Calatrava. Sus chimeneas se enseñoreaban en la llanura y sus numerosas dependencias ofrecían, además de un excelente campo para el estudio de la historia de la comarca, un potencial turístico nada desdeñable». Una Fábrica que se construyó a principios del siglo XX y cuyo valor se basaba, fundamentalmente, «en la nave de amasado, el espectacular horno de cerámica y su chimenea de 42 metros de altura».

Bien, pues los técnicos del control arqueológico en las obras del famoso aeropuerto denunciaron en la Delegación Provincial de Cultura que estaba siendo demolido de manera no autorizada y la sociedad del aeropuerto nunca justificó la demolición por razones de seguridad en el tráfico aéreo «ni justificó el derribo de unas instalaciones que quedaban fuera del recinto aeroportuario».

Al final, tal y como se refleja en el reportaje de miciudadreal.es, lo que era inexplicable, carente de soporte jurídico y arqueológico se convirtió en una realidad, porque «hoy sólo sobreviven dos componentes del antaño gran complejo fabril, aislados y descontextualizados, víctimas de la codicia y el desarrollo insostenible».

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