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jueves, 28 de marzo de 2024
TRAS CONOCERSE LA REUNIÓN DE Cospedal con VILLAREJO - 03 noviembre 2018
Agustín Yanel Agustín Yanel

Pablo Casado se encuentra entre la espada y la pared: ¿destituye de sus cargos en el PP a María Dolores de Cospedal, cuya ayuda fue decisiva para que él fuera elegido presidente del partido en julio último frente a Soraya Sáenz de Santamaría, o espera a que ella decida retirarse de la primera fila de la vida política? Tanto si es forzada a marcharse como si se va por decisión propia, lo que parece indiscutible es que la carrera política de la exsecretaria general del PP ha acabado y que debe dejar sus cargos y su escaño en el Congreso si no quiere perjudicar a su partido.

Aunque los dirigentes del PP no lo dicen en público, las conversaciones que De Cospedal mantuvo en el comisario José Manuel Villarejo en 2009 en su despacho de la sede nacional del PP, cuando ella era secretaria general de los populares y mano derecha de Mariano Rajoy en el partido -conversaciones que ha publicado el digital Moncloa.com-, han caído en el partido como un jarro de agua fría y han causado mucha preocupación. A un mes de las elecciones andaluzas y con la vista puesta ya en las elecciones municipales, autonómicas y europeas de mayo próximo, es una mala noticia para del PP.


¿Cómo va a presentarse Pablo Casado como el regenerador del PP si mantiene en sus actuales cargos en el partido y en su grupo del Congreso a una dirigente que encargó a un personaje tan turbio como el comisario Villarejo -actualmente en prisión acusado de blanqueo de dinero, fraude fiscal y organización criminal- que espiase la actividad de su compañero de partido Javier Arenas en la Fundación Asociación de Estudios Europeos y la informase de ello?

Explicaciones que no convencen

María Dolores de Cospedal ha intentado justificar, en la cadena Cope, por qué se reunió con Villarejo y le pidió información sobre Arenas. Pero sus explicaciones no han convencido a muchos dirigentes de su partido, que en privado reconocen que la única salida es que Casado prescinda de ella si no se marcha voluntariamente.

Ha dicho De Cospedal que en aquella reunión, cuando Villarejo se refirió a que existía alguna información que podía afectar a Arenas y los negocios que éste tenía presuntamente con Luis Bárcenas y el eurodiputado Gerardo Galeote, ella consideró que era su «obligación» como secretaria general conocer esa información. «Teníamos que saber todo lo que había en nuestra casa».

Esa explicación no solo no ha convencido a buena parte de su partido, sino que ha causado incluso más preocupación, porque suena a excusa. Las dudas y preguntas se amontonan. Si quería saber lo que hacía Javier Arenas en la Fundación citada, ¿por qué no le citó en su despacho para preguntárselo en persona y despejar cualquier duda, siendo ambos compañeros de partido? ¿Por qué fue su marido, Ignacio López del Hierro, quien gestionó la reunión con el comisario Villarejo, le recogió en un coche con los cristales tintados, le introdujo en la sede del PP directamente por el garaje -sin pasar por el control de la entrada, como debe hacer cualquier visitante- y participó en la reunión?

Espiar lo que hacía Javier Arenas

Quienes defienden en el PP a su exsecretaria general argumentan que ella no ha mentido, porque reconoce que conocía al comisario Villarejo, mientras que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, mintió cuando dijo que no le conocía y luego tuvo que rectificar. Son excusas baratas, porque esos dos casos no son comparables: la hoy ministra acudió a una comida invitada por el juez Baltasar Garzón, con varios policías y el comisario Villarejo, cuando ella era una fiscal más de la Audiencia Nacional; María Dolores de Cospedal recibió en secreto a Villarejo y le pidió información sobre Javier Arenas cuando ella era secretaria general del PP.

El hecho de que no pagaran después a Villarejo, según dice De Cospedal, y que éste no le diera ninguna información sobre Javier Arenas no quita gravedad al asunto, porque la intención de ella quedó bien clara en la reunión secreta, según la grabación de la conversación que mantuvieron en su despacho: quería que el comisario espiase la actividad de Arenas y le informase a ella. Villarejo dijo que no iba a cobrar al partido por ese trabajo pero, a cambio, pidió que desde el PP le enviasen a otros empresarios que quisieran recabar información y pagar por ello.

Desde que se publicaron las relaciones de María Dolores de Cospedal y su marido con el comisario Villarejo, Pablo Casado ha estado tres días sin decir ni una palabra sobre este tema. Este silencio ha sorprendido, porque él hace declaraciones a diario ante cualquier periodista que se cruza en su camino o en el medio que se lo pide. Después, el 1 de noviembre, al preguntarle si apoya a la exsecretaria general y expresidenta de Castilla-La Mancha, porque ella le ayudó a ser presidente del PP, se limitó a decir que su único compromiso lo tiene con los afiliados que le eligieron para ese cargo en julio. Ahora, por muy doloroso que le resulte, debería prescindir de María Dolores de Cospedal si ella no se marcha antes. Si no lo hace, nadie le creerá cuando dice que ha llegado para regenerar el PP.

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