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"YA ME PUEDO MORIR TRANQUILO" 22/12/2016junio 6th, 2017

Jesús, un jubilado de Madrid que pasa los veranos en Palomares del Campo (Cuenca), ha llevado la suerte a este pequeño municipio conquense, ya que al repartir entre sus vecinos 40 décimos del 66513, el número premiado con el Gordo, ha dejado 16 millones al pueblo.

Uno de los agraciados es José Antonio, propietario del Bar El Cordobés, donde Jesús intercambió los décimos que había comprado en Madrid con otros vecinos de Palomares del Campo, tal y como relata a Efe el premiado.


José Antonio, que afirma que usará los 400.000 euros del premio para «tapar agujeros», admite que en el pueblo «hay mucho revuelo» porque el premio «está muy repartido».

También la alcaldesa de Palomares del Campo, María Dolores Pérez, destaca en declaraciones a Efe el ambiente del pueblo, donde «está todo el mundo revolucionado, mirando en sus casas los que podían tener un décimo».

«Hay muy buen ambiente en el pueblo, la gente está muy contenta y los que tienen los décimos están pletóricos», asegura Pérez.

La regidora, que afirma que no ha sido agraciada, explica que Jesús es un vecino de Madrid que suele pasar el verano en una casa que tiene en el pueblo y que este verano «trajo unos décimos» que intercambió con «conocidos, amigos y con los señores del bar».

Sin embargo, cree que el premio no ha caído muy repartido en el pueblo -de apenas 700 habitantes-, porque «al ser una persona particular no es como si fuera en un bar, que siempre abarca a más gente».

«YA ME PUEDO MORIR TRANQUILO»

Jesús, el jubilado de Madrid que pasa los veranos en la pequeña localidad conquense de Palomares del Campoy que ha repartido 30 décimos del Gordo, asegura que «está feliz» y que ya se puede «morir tranquilo».

En una conversación telefónica con Efe desde su casa de Madrid, Jesús ha explicado que los décimos los compró en la administración que ha repartido íntegramente El Gordo, el 66513, dado que está frente a su casa.

«Es un número al que llevo abonado 15 años. Todas las semanas juego a ese número. No se vendía en ventanilla», ha relatado con gran tranquilidad en la sobremesa de este 22 de diciembre.

Según Jesús, él compró los décimos y les dio dos a cada uno de sus hijos, por lo que ha mostrado su satisfacción por el hecho de que ahora «no les va a faltar de nada».

«Yo no llevo pero con la pensión me sobra. Lo que quiero es que a ellos no les falte. Ya me puedo morir tranquilo», ha declarado.

Además, en el pueblo en el que pasa un par de meses cada verano ha repartido 30 décimos «entre los más conocidos», como en los bares de El Cordobés y El Zorro, cuyos propietarios están entre los afortunados.

Ha reconocido que desde que salió el premio, no ha parado de sonar el teléfono de su vivienda, aunque esta tarde saldrá «como siempre» a dar un paseo, porque él está «muy tranquilo».

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