Sincero y cercano, así se muestra Carlos Iglesias ante la cámara de Pepe Castro.
Fondo blanco y luz suavemente contrastada, es el escenario elegido donde se coloca Carlos frente a la cámara de Pepe, que quiere que se olvide por un momento «del actor, del director, hasta del fotógrafo y la cámara, y mire al objetivo traspasandolo con esa sinceridad con la que me ha tenido casi tres horas retenido a la mesa».
Y lo consigue.
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