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domingo, 5 de mayo de 2024
Miguel Ángel Carcelén, funcionario del centro penitenciario Madrid VI. Foto: Rebeca Arango.
Miguel Ángel Carcelén, funcionario del centro penitenciario Madrid VI. Foto: Rebeca Arango
Ocurrió en el centro penitenciario Madrid VI (Aranjuez) - 11 marzo 2024 - Toledo

Miguel Ángel Carcelén Gandía, albaceteño, es funcionario de prisiones desde 1997. Licenciado en Antropología antes fue profesor. Además de en su actual centro, Madrid VI (Aranjuez), ha estado en los de Jerez de la Frontera, Ibiza, Castellón y Ocaña. Trabaja en la citada prisión madrileña y vive en Nambroca (Toledo).

De baja desde noviembre de 2023 por la agresión de un interno

Miguel Ángel Carcelén está de baja desde noviembre de 2023 por una «agresión» que él ha querido compartir con ENCLM. Ocurría el domingo 12 de noviembre de 2023. «Trabajábamos una compañera y yo en uno de los módulos más conflictivos cuando un interno, pensando que la compañera ya se había quedado sola, la esperó escondido en la escalera. Cuando bajamos de la galería salió, se abalanzó sobre ella, la inmovilizó y empezó a toquetearla. Entonces se dio cuenta de que estaba yo».


«Le grité. Fue a por mí. Nos enzarzamos en una pelea. Caímos por el primer tramo de escalera. La compañera aprovechó para ir a pedir refuerzos. Él, más joven y fuerte, me tiró por el segundo tramo de escalera», prosigue, caída que le produjo graves lesiones.

Asegura que fue la agresión «más seria» a un funcionario en los 25 años de historia de la prisión. Según el relato de este funcionario, como resultado de la misma el interno le rompió tres costillas, le fisuró otras tres y dos vértebras y el dedo de la mano izquierda (que lo tenía casi sano de otra agresión anterior) acabó con edema y capsulitis (inflamación). Lo peor fue lo de un pie, ya que sufrió una fractura «catastrófica» del calcáneo (hueso de la parte trasera, muy importante para el movimiento), con afectación del astrágalo. Ya le operaron y le volverán a tener que operar. Después tres meses aún no puede apoyar el pie.

«Mi compañera sufrió una agresión sexual en toda regla»

Cuenta que su compañera solo sufrió unas magulladuras y rasguños en el cuello, pero que «fue víctima una agresión sexual en toda regla». Miguel Ángel Carcelén prosigue: «El interno había preparado el escenario perfecto: había tapizado el descansillo de la escalera (del tamaño de algo más de una cama, en un espacio sin cámaras) con revistas pornográficas y había puesto una especie de almohada. Tras mi segunda caída me intenté levantar pero volví a caer, mientras que él la agarraba justo cuando otros compañeros vinieron y la pudieron ayudar, reduciéndole antes de llevarlo a aislamiento».

El dedo de la mano ya lo tenía así desde abril también de 2023, cuando junto a varios compañeros redujeron a un interno que, al sufrir un brote, causó varios destrozos. Miguel Ángel Carcelén padeció en el dedo un esguince, un edema óseo y una capsulitis. Ya casi lo tenía curado pero la grave caída por la escalera reactivó la lesión. Aunque no quiere preguntar mucho «porque esto cada vez se alarga más», cree que deberá permanecer al menos un año de baja.

Las reivindicaciones de los funcionarios de prisiones

Miembro del sindicato «Tu abandono me puede matar», que asegura que es el mayoritario en el ámbito exclusivo de prisiones, demanda una serie de reivindicaciones, según él comunes a todos los sindicatos: «Cosas muy básicas como el reconocimiento de la figura de agente de autoridad, el establecimiento de protocolos adecuados y efectivos en situaciones de lesiones, el ‘mantra’ de la equiparación salarial (cobramos la mitad o menos que en Cataluña y el País Vasco haciendo muchas más funciones), que se cubran las RPT (hay 4.000 puestos sin cubrir en toda España) y un aumento de las inversiones en seguridad (que en Madrid VI ahora es ridícula)».

Según Miguel Ángel Carcelén, un solo funcionario puede estar al tanto de «120 o 130 internos». Él dice que durante muchos años estuvo trabajando solo en el módulo 2 de Madrid VI «al cargo de 135 ó 140». En la actualidad, la ratio se podría situar en torno «a un funcionario por 70 u 80 internos«. Y en su opinión, y a tenor de su experiencia de trabajo, «antes había un principio de autoridad que se cumplía oficiosamente», algo que a su juicio no se da ahora. «Había más respeto del interno hacia los funcionarios, porque estos siempre estaban respaldados por sus mandos, lo que no sucede actualmente», afirma.

«Si hay algún incidente, se enfoca hacia el funcionario»

«Si hay algún incidente se enfoca hacia el funcionario, no hacia el interno. En el caso de la agresión a mi compañera hubo agresión sexual, pero los mandos lo trataron de silenciar, tapar, no querían que apareciese nada de agresión sexual ni que en los partes de hechos apareciesen nada de revistas pornográficas, ni que el interno se abalanzó sobre la compañera, ni que le realizó tocamientos. Los mandos, los subdirectores, intentaron echar tierra sobre el asunto», añade.

«Y a los compañeros que fueron a auxiliarnos (hemos pedido que los manden a declarar a juicio, pero el juez lo ha denegado), el subdirector de seguridad y la directora les volvieron a llamar individualmente, pretendiendo que se olvidasen de todo lo que tenía que ver con el aspecto de agresión sexual. Y desde el primer momento consideraron la agresión de grave, cuando fue muy grave», añade.

«No fueron a ver a mi compañera»

El funcionario de prisiones asegura: «La directora y la subdirectora, el día de los hechos, domingos, no fueron a ver a mi compañera, que estaba en la enfermería, pasando varias veces por delante de la misma, pero fueron a ver a los compañeros que custodiaban al interno. Le dijo que les hacía responsables de cualquier cosa que le pudiese pasar a este».

Apunta además que, cuando trasladaron de centro al supuesto agresor al día siguiente del día de autos: «De forma inédita en prisiones, la directora, el subdirector de seguridad y el jefe de servicios acompañaron físicamente al interno, desde el departamento de aislamiento hasta ingresos, para que no le sucediese nada, cuando nunca ha pasado nada de eso; es una humillación para la plantilla».

Miguel Ángel Carcelén denunció los hechos ante el juzgado de Aranjuez. «Mi compañera también denunció los hechos, por agresión sexual. Estamos los dos en la misma causa», informa.

En el contexto de la agresión que sufrieron Miguel Ángel Carcelén y su compañera, la reivindicación de la figura de agente de autoridad cobra relevancia: «La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias no considera como agresión, según el protocolo de 2017, que un interno le escupa a una compañera, que la amenace de muerte, que la empuje«, subraya este funcionario de prisiones, un cuerpo, según él, «con un índice de corrupción mínima y que está muy bien valorado por la sociedad».

Denuncia las condiciones en que le sacaron del centro tras la agresión

El funcionario de prisiones, por último, tal y como también consta en su denuncia, asegura que el trato sanitario que recibió por parte del centro penitenciario después de la agresión dejó mucho que desear: «Tuve la suerte de que había un médico un domingo, pero tanto el cirujano que me operó como en urgencias se sorprendieron de las condiciones en que me sacaron del centro penitenciario; desde el mismo hasta el hospital del Tajo iba sin un triste collarín, sin el pie inmovilizado, atendido en una ambulancia no medicalizada por voluntarios de la Cruz Roja, sin sanitarios, y con un solo nolotil de calmante».

Añade que él dijo que no podía ser atendido por un hospital de la Seguridad Social, a pesar de lo cual le llevaron al Hospital Universitario del Tajo, en Aranjuez (que sí lo es). En este hospital le dijeron que ya no le podían atender más: «No lo podían hacer al no pertenecer yo a la Seguridad Social; tenía que llamar a mi mutua para que me llevaran adonde yo dijese», relata.

Gracias al traumatólogo de urgencias del hospital del Tajo, una ambulancia llegó desde Toledo para trasladarlo a su casa, en Nambroca, desde donde su propia esposa tuvo que llevarlo a Quirón Salud, en Toledo, centro médico en el que le atendieron, cubierto por su seguro.

«Tanto traqueteo no iba bien para mis vértebras»

Desde la hora de comer en que se produjo a la agresión a la hora que llegó a Quirón Salud pasaron casi 12. «El personal sanitario que me atendió me dijo que tanto traqueteo no iba bien para mis vértebras», concluye su relato.

La directora del centro penitenciario declinó responder a ENCLM

ENCLM se puso en contacto con el centro penitenciario para hablar con la directora del mismo, pero esta declinó hacer ningún comentario.

 

 

 

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