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sábado, 27 de abril de 2024
Imagen de archivo de la reina Camila
Imagen de archivo de la reina Camila
En la finca La Garganta - 12 marzo 2024 - Ciudad Real

Camila Parker, la reina consorte de Reino Unido, ha pasado unos días de descanso en la provincia de Ciudad Real durante su baja por «agotamiento laboral» para disfrutar de la caza de perdices en una finca situada en el término municipal de la localidad de Almodóvar del Campo.

La reina Camilla se ha convertido en la principal figura de la Corona Real Británica, asumiendo a sus 76 años la mayoría de las funciones, tras comunicarse que Carlos III padecía cáncer y desaparecía de la escena pública para someterse a sus tratamientos y que su hijo, el príncipe Guillermo, limitaba sus funciones para dedicarse al cuidado de su mujer, Kate Middleton.


Unas funciones para las que la monarca parecía no estar preparada, pues según diferentes informaciones de la prensa inglesa, la reina Camilia estaba «agotada laboralmente», tomándose así una semana de descaso. Su destino, no fue otro que la finca ‘La Garganta’, propiedad del duque de Westminster y ubicada al sur de la provincia de Ciudad Real, según una información difundida por el programa televisivo TardeAR.

15.000 hectáreas de finca en propiedad del duque de Westminster

La finca ‘La Garganta’, que abarca unas 15.000 hectáreas siendo uno de los mayores cotos de caza de Europa, fue adquirida por el anterior duque de Westminster, Gerald Cavendish Grosvenor, por un valor de 90 millones de euros (entonces unos 17.000 millones de pesetas).

Ha sido visitada asiduamente por Juan Carlos I, así como por numerosos magnates y miembros de la realeza europea, entre ellos, los príncipes Guillermo y Enrique. Además, se da la circunstancia de que la viuda del anterior duque de Westminster, Natalia, es la madrina de Guillermo de Inglaterra, mientras que el actual propietario del ducado, Hugh Grosvenor, es padrino del príncipe Jorge, hijo pequeño del príncipe Guillermo y Kate Middleton.

Águilas imperiales, jabalíes, ciervos, conejos, perdices rojas, linces o buitres negros y otras especies protegidas pueblan los kilómetros de colinas cubiertas de pinos, olivares y robles. Un privilegiado enclave al que acuden a cazar los miembros de la élite económica y social.

 

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