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29/04/2012junio 13th, 2017

María García Gómez acaba de cumplir 100 años. Nació el día 26 de abril del año 1912, en la calle de la Sinagoga de Sigüenza (Guadalajara) y vive actualmente pocos metros de allí, en Santa Bárbara, atendida por sus hijos y nietos. Para celebrar esta fecha tan especial ha recibido la visita de la concejal de Bienestar Social, Charo Toro, para hacerle entrega de una placa y de un bonito ramo de flores en recuerdo.

La gran fiesta familiar es el sábado 28 de abril. Allí estarán sus ocho hijos, 13 nietos y 14 biznietos. De familia de artesanos, María ha vivido toda su vida en Sigüenza. Su padre fue herrero, en la calle de Alfarerías. Murió pronto, y, como era obligado en aquel tiempo, María –la mayor de sus hermanas- tuvo que hacerse cargo enseguida de tareas domésticas para ayudar a su madre, lo que le hizo madurar muy pronto.


A la edad de 12 años comenzó a trabajar en los telares de alfombras de la ciudad, donde conoció al que sería su futuro marido, Raimundo Toro, en un momento en el que el telar seguntino llegó a tener hasta 80 empleados. Lo dejó cuando se casó, pero siempre tuvo añoranza de la artesanía, así que cuando su familia se quedó con el telar, ella ayudaba cuando y como se lo permitían la labor de casa. Su especialidad eran los nudos que rematan los extremos de las alfombras. María y Raimundo tuvieron 10 hijos, pero dos murieron víctima de enfermedades que entonces eran incurables.

María goza todavía de buena salud. Pasea frecuentemente por la Alameda, siempre acompañada por alguno de sus hijos, y apoyada solamente en un bastón. «Nunca la hemos visto mala», asegura su familia. Profundamente seguntina, le encantan las fiestas de San Vicente y su hoguera y las de San Roque. Nunca se pierde los Arcos de San Juan.

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