sábado, 18 de mayo de 2024
13/09/2012junio 13th, 2017

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha (UPA-CLM) va a exigir la puesta en marcha, de manera inmediata de un Plan de Choque que sirva para rescatar al sector de la ganadería en la región. La organización agraria manifiesta así la necesidad de mantener una reunión con la titular de Agricultura del Gobierno de Castilla-La Mancha, María Luisa Soriano, con el fin de trasladarle la verdadera situación por la que pasan día tras días los ganaderos de la comunidad autónoma.

Según UPA-CLM «se necesita una apuesta decidida por este sector, sino queremos que desaparezca» y por eso, uno de los temas fundamentales de la reunión será la situación en la que quedan las ayudas a los agricultores y ganaderos ecológicos para la próxima campaña, último año de compromisos del actual Plan de Desarrollo Rural.


En este sentido también existe cierta preocupación por parte de los responsables de UPA-CLM por el futuro desarrollo del nuevo Plan de Desarrollo Rural para el período 2014-2020 y cómo se va enlazar con el vigente.

Igualmente se quiere analizar con la consejera, la situación en la que se encuentran los pagos pendientes a agricultores y ganaderos, las políticas para fomentar la incorporación de jóvenes al sector, planes de mejora y las ayudas a razas autóctonas, entre otras cuestiones importantes.

UN MAL MOMENTO

Para la organización agraria este es, sin duda, un mal momento para el sector de la ganadería en Castilla-La Mancha que está pasando por «una delicada situación». El fuerte incremento de los costes de producción de los últimos meses, con la subida del precio de los piensos, la energía y el resto de materias primas procedentes de la producción agrícola que además, está pasando por uno de sus peores años, «han situado al sector ganadero de la región en una situación de verdadero S.O.S», considera la organización.

Pero la climatología no ha ayudado nada a que esta situación mejore. Muy al contrario, según UPA-CLM y tal como ha comentado en otras ocasiones, «estamos ante uno de los años más secos del último siglo, con un invierno con menos precipitación de los últimos 60 años, que ha provocado una falta de pasto que los ganaderos de extensivo han tenido que compensar con aportaciones de pienso», añaden.

Durante la primavera las lluvias solo han sido testimoniales, permitiendo una media cosecha de cereales y leguminosas, sin apenas pasto que aprovechar. «Además hemos sufrido uno de los veranos más calurosos, con varias semanas donde hemos tenido que soportar temperaturas propias del desierto», concluye UPA.

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