jueves, 2 de mayo de 2024
23/06/2012junio 13th, 2017

Una cosa está muy clara: Abraham García, el nuevo míster del Toledo, es un hombre de fútbol, de los que disfrutan y hacer disfrutar con una charla relajada sobre el sempiterno mundo del balón. Se nota que lo suyo, desde bien joven, a los 16 años -asegura-, es entrenar y apasionarse con el fútbol de la bota de su padre Juanjo García, exentrenador del Castilla entre otros, quien, como constató el ya míster del Toledo en su presentación, le inoculó el fútbol en vena y llegó a perder la vida entrenando, en pleno ascenso de la Cultural Leonesa, en una fatal casualidad con un clásico Madrid-Barça, que ya nunca olvidará su hijo Abraham. «Parece una locura que yo también quiera entrenar», dijo ante los medios. Pues aquí está. El entrenador que ha elegido el CD Toledo para que vuelva por sus fueros.

Abraham García es futbolero de «mesa camilla». Se escucha en seguida que le apasiona su trabajo, la locura rodante del balón, y eso lo transmite en seguida, en cuanto la charla se aleja de formalismos. Recurriendo a una tópica dicotomía que seguramente no le gusta, es más un intelectual del esférico que un digamos «instintivo», dado que no se puede emplear aquí el calificativo de apasionado, puesto que él combina teoría y pasión, libro y tenacidad, cerebro y emoción. O al menos eso es lo primero que transmite.


El nuevo míster del Toledo ha sido el «padre» de chicos algo conocidos Fernando Torres, Esteban Granero, Borja Valero, Adrián, ya que ha pasado por las cunas de clubes insignes como Madrid y Atlético. Reparte democráticamente bombones para todos ellos, aunque dice que Fernando (Torres) siempre se ha acordado de él, Borja Valero «es una magnífica persona» y guarda grandes recuerdos de nombres como el citado «Pirata», Morata, Álvaro Domínguez e Ignacio Camacho. Comenta además que el mundo de las redes sociales facilita el reencuentro con muchos de estos viejos amigos.

¿Se aprecia desde pronto en estas futuras figuras el gen del triunfo? «Uno sería muy torpe si no apreciara la calidad, que todos tienen, pero para llegar lejos tienen que ser fuertes de cabeza, cuidarse, renunciar a vacaciones, soportar a muchos entrenadores, todo ello para llegar a tener ese gen especial», responde todo un experto en ver crecer estrellas del balón, ahora qua tantas y tan rutilantes hay en España. Por su parte, el entrenador debe «tener mucha vocación pedagógica», como admite que es su caso.

SU MENTOR

Casi sus primeras palabras de presentación iban dirigidas al recuerdo de su padre, Juanjo García, toledano, fallecido mientras entrenaba hace 25 años, el que le inyectó la locura del balón en vena. Abraham admite que la reciente muerte de Manuel Preciado le trajo la memoria de su progenitor, de cómo murió en pleno ascenso de la Cultural Leonesa, a la que entrenaba. «Nunca se me olvidará que coincidió con un clásico Madrid-Barça. Mucha gente le recuerda como una buena persona», recuerda. 

Abraham García comenzó pronto a estudiar el fútbol, a los 16 años, llevado por la pasión paterna. En su casa se respiraba fútbol. El hijo llegó a jugar en División de Honor juvenil (una temporada en el Rayo Vallecano), pero pronto descubrió que «no le daba una patada a un bote», así que lo tenía claro: el banquillo sería su morada.

Al ya entrenador del Toledo le gusta el triatlón, aunque cuando se «pasa a las botas», le cuesta entrenar. Del triatlón le gusta nadar e ir en bici, por ese orden, y deja para lo último, porque no le gusta, correr. Con todo, ahora no está en forma: «No hay más que verme», dice.

¿De qué equipo es Abraham García, este apasionado del fútbol? En esto, «anunque parezca raro», constata, es muy democrático, un «hombre del fútbol», se define. «Del Toledo», es lo primero que dice, «y hace tres semanas de España», agrega. Solo concreta que cuando era joven le gustaba el Barça por Cruyff, al que consideraba un referente en su día, pero también le marcó Luis Aragonés en el Atlético, su etapa en el Madrid… Lo dicho: «un hombre del fútbol».

«ME DUELE POR FERNANDO (TORRES) Y VICENTE (DEL BOSQUE)»

Abraham García ha mentado a la grata (aunque increíblemente algunos la cuestionan) «bicha» de estos días: la Selección. Que si el falso «9», que si falta gol (es hasta el equipo más goleador), que si Arbeloa o Torres no andan finos, que si Del Bosque sufre un ataque de entrenador…  «Traspaso el discurso al triatlón. Aquí en España cuando dices que has completado una maratón te preguntan por la marca. En otros países lo primero que hacen es felicitarte por el logro de completar la maratón», responde, para añadir: «Me duele por Fernando (Torres) y por Vicente (Del Bosque), que es un hombre noble, humilde. Nos daremos cuenta de lo que hemos logrado cuando no lo tengamos», prosigue.

Para acabar, de Luis Aragonés dice que es «el que mejor puede hablar de esta Selección». Y lo razona: «Cambió totalmente el rumbo del barco al pasar de un fútbol más físico a otro de toque, más dinámico y posicional».

Lo dicho, un «hombre del fútbol». Con el que da gusto hablar de cosas del balón. El primer paso dado por el Toledo parece bueno. Que por el bien del equipo y el club tanta pasión sirva para que el Toledo retorne adonde debe estar.

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