miércoles, 15 de mayo de 2024
Adelanto de la Entrevista Irreverente a Adolfo Muñoz, cocinero y empresario hostelero 14/01/2016junio 7th, 2017

Ahí le tienen. Que no se corta ni a la hora de posar para las fotografías. Es Adolfo. Ya está. A secas. Cocinero antes que fraile, comenzó como pinche de cocina y ha preparado manjares para reyes, presidentes… Y para los más pobres. Un cocinero irreverente donde los haya. Y lo que ustedes están leyendo es el adelanto de la Entrevista Irreverente de encastillalamancha.es y que, completa, podrán leer mañana viernes.
Comiencen con el aperitivo…

El pinche de cocina que acabó siendo uno de los cocineros más prestigiosos del país. Se ha metido entre fogones para preparar platos que se han comido el Rey, la Reina, presidentes del mundo mundial, estrellas del celuloide y demás especies… «Pero sobre todo he cocinado para mi familia y mis amigos… Y he cocinado para gente muy pobre».


Él es Adolfo Muñoz, Adolfo a secas para todos. Y le hubiera gustado cocinar para el mismísimo Leonardo da Vinci, a quien le hubiera hecho todo un «conejo al ajillo». ¿Por qué? Pues mañana viernes conocerán la respuesta, cuando publiquemos la Entrevista Irreverente que le hemos realizado en encastillalamancha.es, de la que están leyendo un adelanto.

Ahhhhh… También le pedimos que no dijera qué plato haría para personajes como Felipe VI, Letizia, Emiliano García-Page, María Dolores de Cospedal, Milagros Tolón, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Albert Rivera… Y el resultado fue… Ja, ja, ja…

No se corta a la hora de afirmar que a la ciudad de Toledo, hablando de si comer, tapear o chatear es caro o barato, él le daría una nota de 7 sobre 10, «está un poco alto, por lo que un 5 sería interesante y es donde deberíamos llegar en Toledo». Vamos, en román paladino, que los precios están un poco altos, más de lo debido. Pues eso.

¿Y el día que apareció Julio Iglesias por su restaurante y le dijo…? ¡¡¡¡Yeahhhhhh!!!

Cree que Toledo debe aprovechar la Capitalidad Gastronómica Española durante 2016 para dar un repaso a los establecimientos, «para ponernos las pilas», para, en definitiva, «invertir un poco más en la sonrisa y en la amabilidad». Porque, como Adolfo afirma, «hay un dicho que es: una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz».

¡A ver si se entera más de uno!

El primer plato que cocinó en su vida fue unas judías verdes allá en su pueblo natal, Belvís de la Jara (Toledo), de donde salió cuando su padre le dijo que o trabajaba en el campo o se marchaba fuera para ganarse la vida. Así fue como llegó hasta la capital regional. Y de ahí ha llevado su cocina hasta el mismísimo país del sol naciente. Porque en Japón tuvo un restaurante, sí, sí…

Por cierto, metámonos entre fogones irreverentes…

Su gran amor ha sido su mujer, Julita; no soporta la suciedad; todavía recuerda cómo cuando montó con su familia en Canaima (Venezuela) en una avioneta que sonaba más que… ¡Acojonado iba el hombre aunque pudo disimularlo!; su primer sueldo fueron 100 pesetas al día recogiendo lechugas; la famosa que más le atrae físicamente es… ¡Jodo con Adolfo, qué alto tira!

¿Y la primera vez que hizo el amor?

¡Ay, ay, ay…!

«¡Hostias, la primera vez cuándo fue…! Ja, ja, ja…».

Mañana saciarán su apetito, que el aperitivo ya se ha acabado…

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