A este madrileño de 34 años le encanta el periodismo. Desde que una beca le permitió trabajar en EFE no ha hecho otra cosa (en todo caso hacer el cabra intentando jugar alguna vez al pádel) que escribir teletipos. Cuando, siendo muy joven, le dijeron que haría política «me quería morir», pero luego se enganchó. Cubrió la información del Congreso, de ahí a Tribunales e Interior y… Seis meses en Córdoba y en 2005 a Toledo.
Hasta que en septiembre de este mismo año cogió el mando de la delegación de Castilla-La Mancha y no para. Es Raúl Bellerín Bilbao, a quien le gusta montar en bici, leer, ver cine y escuchar rock americano (es un fanático de Bob Dylan). En su juventud jugó al baloncesto y ahora al pádel, «aunque es un deporte de abuelos, pero vamos cuando quieras, ¿eh?». Licenciado por la Complutense, se conoce a la perfección los entresijos de lo que ocurre en las Cortes de Castilla-La Mancha y algunos hasta le «temen».
Ha limpiado hoteles, ha sido camarero, dice que «entrenó» a un equipo de fútbol de chavales… «Todo eso lo hacía mal, esto otro (el periodismo) espero que lo esté haciendo un poco mejor».
No lo dudes, compañero.
¿Es un poco presumido? Se lo digo porque se ha atusado un poquito antes de que le hicieran las fotos…
¿Tú crees que un tío presumido puede llevar los pelos que llevo yo?
¿Por qué EFE y no otra letra?
Fidedigno, fehaciente, fácil… Y nace de la fusión de las agencias Fabra, Febus y Faro. ¡Vamos, que no podía ser otra!
Si no fuera periodista, ¿a qué se hubiera dedicado?
Si no hubiera sido periodista me temo que habría sido periodista. No me veo en otra cosa, no se me ha pasado nunca por la cabeza.
¿Qué es lo que le saca de sus casillas?
Me cabreo fácil. Es un defecto gordo, pero se me pasa rápido casi siempre y eso no está tan mal. Pero llevo fatal la intransigencia, la gente que tiene la única verdad. Y los que abusan de su posición para hacer daño. Y los que pudiendo hacer las cosas bien las hacen mal. Y los que se quejan de lo mal que funciona todo pero luego piden facturas sin IVA.
Y cuando hay medios de comunicación que utilizan información de EFE y no se las firman o se las apropian como si fuera de ellos, ¿cómo se le queda el cuerpo?
Eso es engañar a los lectores y no me gusta. Engañar a los lectores está mal siempre.
¿Algún gazapo que haya cometido?
Cuando empezaba, llevaría dos meses trabajando, fui a un canutazo del entonces ministro de Exteriores, Abel Matutes, le cambié un verbo y EFE estuvo a punto de contar que el ejemplo del Ulster «debía» ser el ejemplo a seguir en España en vez de «podía» ser un ejemplo a seguir en España. No lo llegué a publicar porque mi jefe se dio cuenta, pero ese día podíamos haber cortado la cabeza al ministro de Exteriores.
¿Político es sinónimo de mentiroso?
No. Lo que pasa es que en muchas ocasiones hay políticos que consideran que mentir está justificado. Y eso deberíamos, entre todos, replantearlo. Porque mentir a los ciudadanos, como mentir a los lectores, no está justificado.
¿A quién no aguanta?
Aguanto a casi todo el mundo. No aguanto a quienes utilizan su poder para hacer daño a los demás.
¿Me desmiente que haya presiones a los medios de comunicación públicos?
Durante el tiempo en el que yo he podido sentir presiones te puedo decir que no he sentido ninguna. Y llevo unos años pudiendo sentirlas.
¿A quién le hubiera gustado entrevistar y no ha podido?
A mucha gente que admiro. A Billy Wilder, por ejemplo. O a periodistas que han estado en momentos en los que ha cambiado la historia y han tenido el talento y el valor suficientes para contarlo. Y ahora… Más que entrevistar, me gustaría pasar una tarde hablando con Rubalcaba, que me contara… Para saber si la derrota es más atractiva que la victoria. No por morbo, sino por las sensaciones de la gente. Quizás la gente suele ser más humana cuando pierde que cuando gana. Y a Xavi, del Barça, me gustaría jugar al fútbol con él.
¿Y a quién no entrevistaría?
Yo creo que no hay nadie a quien no entrevistaría. ¡Hombre, hay gente que no tiene nada que aportar! Pero en principio, por definición, yo creo que todo el mundo… Otra cosa es la entrevista que hagas.
Por lo tanto, ¿entrevistaría a un etarra?
Sí. Lo que no haría sería entrevistar a un etarra para justificar su posición.
¿Y a la madre del Cuco?
Con la madre del Cuco creo que se ha puesto de manifiesto la hipocresía que existe respecto a este tipo de temas en… No sé si en España o en todo el mundo. El problema de la madre del Cuco es que los medios de comunicación paguen a invitados por darles entrevistas. A mi juicio. No que fuera la madre del Cuco.
Sin pagar, ¿la entrevistaría?
Sí.
¿A quién votó en mayo si se puede saber?
No se puede saber, porque llevo muchos años esforzándome a diario para que mis votos, mis tendencias y mi forma de pensar no influyan en mi trabajo y si lo digo… La gente va a tenerlo en cuenta.
¿Se la han colado alguna vez?
Sí, sí… Son asuntos sin demasiada importancia, pero sí se demuestra que el periodista está expuesto en cualquier momento a que se la cuelen. Tienes que confiar en tus fuente y hay fuentes que a veces fallan.
¿Está de acuerdo con la pena de muerte?
No, en absoluto.
Sin trabajo ni prestación, ¿qué estaría dispuesto a hacer para comer?
Matar no mataría.
¿Prohibiría la prostitución?
Prohibir la prostitución tendría el mismo éxito que prohibir las drogas. A lo mejor lo que tenemos que hacer es replantearnos cosas, como que los medios de comunicación estén llenos de anuncios de prostitución.
¿Quitaría entonces los anuncios?
Sí. E iría a saco a por la gente que está esclavizando a personas. Eso sí lo haría; prohibir la prostitución, no.
¿Qué personaje histórico le gustaría ser?
Un montón de gente. Lees «Las uvas de la ira» y te apetece ser Steinbeck… O George Orwell… O Chaves Nogales…
¿Con qué duerme? Si duerme con algo, claro.
En invierno con un pantalón de pijama y una camiseta; y en verano con la camiseta y unos calzoncillos.
¿Qué libro está leyendo?
«Plata quemada», de Ricardo Piglia; y un compendio de artículos periodísticos de Vázquez Montalbán.
¿En qué película hubiera actuado?
En cualquiera de Billy Wilder. En «Primera plana» me hubiera «molao». Como Jack Lemmon.
¿Su mayor travesura?
No he sido de travesuras, ése es mi hermano. Yo era de despistes, me perdía. Una vez me perdí en Portugal, con tres años, y mis padres montaron la de Dios para encontrarme. Al final me encontraron hablando con una niña portuguesa de mi edad. ¡A saber qué nos estaríamos contando!
¿Cuál fue su primer sueldo y en qué se lo gastó?
No me acuerdo cuánto, pero sí que fue trabajando en un hotel de Londres haciendo habitaciones. Y me lo gasté en comer y beber, porque llevaba tres semanas allí comiendo sandwiches con un colega con el que fui y cuando nos dieron el primer cheque lo cobramos y…
¿Pasaba la fregona, limpiaba…?
¡No, la fregona no porque había moqueta! Pero pasaba la aspiradora, hacía perfectamente el embozo de la cama, los baños…
En el fútbol, ¿insulta al árbitro o a los rivales?
¡No! El único que ha conseguido ponerme nervioso ha sido Mourinho. Ése es el mérito que tiene ese hombre.
¿Qué programas del corazón ve?
No veo. No me da tiempo ni me interesan.
Defínase: ¿de derechas, de izquierdas o de centro?
No puedo decirlo.
¿Cree que el tamaño importa?
¡Por supuesto! No tengo ninguna duda. Y el que piense lo contrario vive en un engaño absoluto.
¿El juego del parchís es cosa de hombres? Se lo digo porque ya sabe aquello de que se comen una y cuentan 20.
Eso es un poco mito. Ni yo ni gran parte de mis amigos, quitando algún caso, era penoso. Al revés, hay mucha gente que no cuenta lo que hace.
¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?
Yo empecé en un parque y no tuve casa ni coche hasta los 26. O sea que… ¡Imagínate!