jueves, 2 de mayo de 2024
15/12/2016junio 6th, 2017
Agustín Yanel Agustín Yanel

A José María Aznar y a la fundación que preside, FAES, no les gusta que el Gobierno de Mariano Rajoy quiera dialogar con los independentistas catalanes en vez de recurrir todas sus decisiones a los tribunales, de manera casi automática, como ha hecho varias veces. Han criticado a Soraya Sáenz de Santamaría, que es la encargada de ese diálogo, porque ha dicho que el PP quizá se equivocó en 2006, cuando recogió firmas por toda España contra el Estatuto de Autonomía de Cataluña y lo recurrió ante el Tribunal Constitucional.

Lo que ha dicho la vicepresidenta, en declaraciones a la Cope, es algo tan de sentido común como que, antes de recurrir a los tribunales cualquier decisión que adopten la Generalitat catalana o los partidos nacionalistas, el Gobierno la estudiará con detenimiento para ver si no es claramente ilegal y seguirá ofreciédoles diálogo.


Todo lo que plantee el Gobierno de Cataluña se puede estudiar, excepto la convocatoria de un referéndum para preguntar si se separan de España para ser un Estado independiente, ha afirmado Sáenz de Santamaría.

¿»EXTREMISMO IDEOLÓGICO» DE ZAPATERO?

Esas afirmaciones no parecen un planteamiento revolucionario o de extrema izquierda, pero para Aznar y FAES parece que sí lo son y han reaccionado con un análisis que no tiene desperdicio. En él afirman, por ejemplo, que el PP de Rajoy tiende a «asumir el relato que hacen de él sus adversarios», como ocurrió durante la etapa de Zapatero, quien consiguió -según FAES- que muchos en el PP se creyeran que eran ellos y no el «extremismo ideológico de aquel nuevo PSOE» los que «crispaban» a la ciudadanía.

Dicen, también, que el PP de Rajoy ha asumido con resignación la etiqueta de ser un «desalmado recortador»; que algunos portavoces del Gobierno hablan de un aumento de la desigualdad en la sociedad «que no se ha producido», para congraciarse con la izquierda; y que el Partido Popular acepta que debe «expiar» su culpa por haber recogido firmas contra el Estatuto catalán en 2006, en vez de haberse esforzado más para llegar a un acuerdo con el PSOE y adoptar una postura común, como ha dicho la vicepresidenta.

Como respuesta, distintos dirigentes del PP han declarado que no comparten esas críticas y que, para intentar resolver el llamado problema catalán, seguirán adelante con la línea que se han marcado: ofrecer diálogo, reducir los recursos a los tribunales a los casos en que sea claramente necesario y buscar la colaboración de los socialistas en una posición conjunta.

La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) fue creada por el PP hace más de 25 años y ha sido su laboratorio ideológico. Hace dos meses se desvinculó oficialmente del partido, por razones fiscales y económicas, y nombró un nuevo patronato entre cuyos 20 miembros no hay políticos en activo del PP pero sí están destacados ex dirigentes, todos ellos del sector más conservador y críticos con Rajoy, como los ex ministros Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Alberto Ruiz-Gallardón y Jaime Mayor Oreja.

DESLEALTAD CON EL PP

No sorprende, porque no es un secreto, que Mariano Rajoy y la dirección actual del PP no gozan de las simpatías de José María Aznar, quien de vez en cuando les lanza sus críticas en público. Lo que sí sorprende es que quien ha sido presidente del Gobierno, es presidente del honor del PP y nombró a dedo a Rajoy para sucederle al frente del partido acostumbre a plantear sus críticas en conferencias, declaraciones o comunicados públicos de FAES, en vez de exponerlas en los órganos internos del partido, como haría cualquier persona leal con su organización.

Algunos dirigentes políticos, cuando se retiran o les retiran las urnas y su partido, no saben asumir su nuevo papel y creen que sin ellos todo irá a peor y llegará el caos. No saben ocupar la situación de ex. Aznar, en ocasiones, da esa impresión, cuando lo lógico sería que aportara su experiencia a su sucesor en el Gobierno y a su partido.

Tiene toda la libertad para hacer o decir lo que le venga en gana sobre el PP que preside de manera honorífica, por supuesto, pero no pasará a la historia como un ejemplo de haber sabido comportarse con lealtad en su papel de expresidente del Gobierno y exdirigente del PP.

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