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21/03/2013junio 13th, 2017
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Hace unos días la Asociación de la Prensa de Ciudad Real emitió un comunicado público en el que, entre otras consideraciones, pedía sensibilidad política para la aprobación en Castilla-La Mancha de una Ley de Publicidad Institucional que garantizase la supervivencia de los medios, sometidos a un rosario de cierres, muy especialmente en esta región, que ha dejado sin prensa diaria a varias provincias y a cientos de periodistas en el paro.

¡No, por favor!


En mi modesta opinión, nada más lejos de la solución a los males de la prensa, sobre todo en Castilla-La Mancha, que las aportaciones económicas de la publicidad institucional. Y menos considerada como principal y prácticamente único ingreso. Es la soga en casa del ahorcado. De aquellos excesos publicitarios, estos entierros mediáticos.

La publicidad institucional no solo no es la solución, sino que es el ataúd y, a mi juicio, el origen de la burbuja mediática que se formó en la primera década del siglo en CLM y que ha acabado estallando de golpe y con las consecuencias dramáticas que hoy todos lamentamos, pero que no todos estamos dispuestos a analizar con rigor.

La publicidad institucional es el camino más fácil, más seguro y más corto para la esclavitud de la prensa y de los periodistas y para el ahogo de las opiniones libres, plurales y críticas. Está directamente relacionada con las ruedas de prensa sin preguntas tan propias de Castilla-La Mancha, de las entrevistas sometidas a censura y cuestionarios previos, de los titulares pactados (en realidad impuestos) y de la escasez de periodistas entre los columnistas que firman opiniones.

Varios cientos de millones de euros de publicidad institucional gastados en apenas una legislatura demuestran mis afirmaciones.

Varios cientos de millones de euros gastados en publicidad institucional no sirvieron para hacer empresas fuertes y libres con periodistas independientes, sino que fueron a llenar los bolsillos de los empresarios sin escrúpulos que apostaban por el dame pan y llámame tonto y se entregaron a esa cultura tan extendida del quien paga, manda; o a esa terrible praxis del yo te saco más guapo de lo que tú eres y tú me das más de lo que yo valgo.

La publicidad institucional es una herramienta peligrosísima en manos de políticos necesitados de votos e imagen y hoy, todos lo están. Ya sé que esta afirmación incumple con la presunción de inocencia y que no todos son iguales, pero prefiero apuntarme al refrán tan cierto de que “evitando la ocasión, se evita el peligro”. En su lado y en el nuestro.

Ley para los medios sí, pero no para convertirlos en un sector público encubierto al servicio del que manda; o sea, del que paga. Yo más bien me apunto a los colegios profesionales y urjo al Gobierno de Castilla-La Mancha a desarrollar la ley que permita crear el nuestro.

Ley sí, pero para considerar el sector de los medios de comunicación en Castilla-La Mancha industria cultural en peligro de extinción, porque se desenvuelve en un territorio con los índices de lectura más bajos de España, que se extiende por más de 80.000 kilómetros cuadrados, con una dispersión de población de las más altas de Europa, con un fracaso escolar del carajo y con el uso más bajo de TIC y ADSL del país. Hacer periodismo aquí tiene inconvenientes propios, naturales y objetivos para la prensa, la radio y la televisión. Pero eso no se soluciona con publicidad institucional.

Yo apuesto por medidas que permitan desarrollarse, que no comprar y adocenar, a un sector que debería ser estratégico en los objetivos culturales y de modernización de la región. Pero a ver quién es el valiente que le pone el cascabel al gato y deja a los periodistas a su libre albedrío.

Si la solución fuera la publicidad institucional aquí deberíamos ser el centro del universo periodístico europeo. Y nada más lejos de la realidad.

No, la solución no es apuntarnos al “¡una limosnita, por favor!”.

POSDATA:

Podría seguir enumerando cientos de razones en contra de la publicidad institucional como solución, pero en buena medida lo ha hecho otro compañero antes que yo, Santos Monroy, director de Miciudadreal.es, así que me sumo a sus letras y recomiendo la lectura de este artículo: “El cementerio de los periodistas es la inconsciencia de la evolución”. (http://www.miciudadreal.es/2013/03/13/el-cementerio-de-los-periodistas-es-la-inconsciencia-de-la-evolucion/#comment-78506).

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