domingo, 28 de abril de 2024
07/05/2012junio 13th, 2017
César del Río César del Río

Está mas «escuchimizao» que nunca el consejero más «tirillas» del PP. Léase esto, por favor, con una sonrisa en la boca por aquello de que nos conocemos hace ya la tirilla de años y que además, aunque en cursos diferentes porque él es mayor, en edad, que yo, estudiamos juntos en los Maristas.

Leandro Esteban Villamor, el hombre para casi todo en el Gobierno de Castilla-La Mancha. A él me refiero. Que ha dado el estirón en el partido y se ha hecho mayor del todo. Por fin.


Había tenido algún resquemor últimamente porque en las ruedas de prensa posteriores a los Consejos de Gobierno se había «estirao» un poco más de lo que mandan los cánones de su cargo como consejero de Presidencia y Administraciones Públicas y Portavoz del Gobierno de María Dolores de Cospedal.

De ahí que me alegrara cuando en el XII Congreso del PP de Castilla-La Mancha celebrado en Talavera atendiera a los medios de comunicación con una sonrisa de oreja a oreja y regresando al Esteban al que estábamos acostumbrados. Con chispa y sabiendo salir en cada momento según por dónde le vinieran, por la derecha o por la izquierda.

Pero parece que de una vez por todas se ha hecho mayor, sí. Porque se le reconocen años de aguantar carros y carretas sin que se le cayeran los palos del sombrajo y se ha situado en el escalafón como coordinador de Acción Política. O, lo que es lo mismo, además de llevar el peso del Gobierno regional saliendo a tapar todos los saraos que se organizan, sean suyos o no, ya no será el Leandro Esteban que en el partido estará a verlas venir cuando vienen mal dadas. O bien, que en esto de la política nunca se sabe.

Cospedal, Tirado (Vicente), Esteban, Serrano (Antonio) y Labrador (Jesús). Es el cinco inicial que terminó el partido del fin de semana. Súmenles algunos de los clásicos y tendrán la plantilla al completo. El olimpo pepero.

LAS LÁGRIMAS DE VICENTE…

Son ya todo un clásico entre los clásicos. Le salen del alma porque se le nota, no lo puede resistir y es humano. Una vez al principio de su discurso, otra cuando va por la mitad y, ya puesto, no pueden faltar las del final. Son las lágrimas de Vicente.

Porque cuando sale Tirado a la tribuna enardece a la masa. Mezcla los ataques al PP («¿Dónde está el dinero? ¡Si os lo habéis llevado!» les dijo a los socialistas y éstos tardaron pocos minutos en anunciar que le llevarían al Juzgado) con cuestiones puramente sentimentales y sus loas inacabables a la presidenta.

Se acelera y le da el punto justo para que casi nadie se dé cuenta de que el informe de gestión que presentó como que no existió porque echó un mitin que arrancaba aplausos continuos. La gente no quería datos, anhelaba fiesta. Cada vez que salta a la tribuna es un auténtico espectáculo, se lo aseguro. Le descubrieron como mitinero de los de pueblo, de los de toda la vida, durante la campaña electoral en la plaza de toros de Toledo durante la última campaña a las elecciones autonómicas delante de 12.000 personas y a partir de ese momento pone la chispa en cada reunión «popular» que se precie.

A Vicente su pueblo le quiere. El pueblo «popular».

…Y LA AUSENCIA DE RAJOY

Apenas cuatro líneas para este tema. A Talavera la separan 116 kilómetros de Madrid, y lo sé porque me los he recorrido cientos de veces. El Congreso del PP duró el sábado 5 entero y la mitad del domingo 6. En una hora se ponía desde Moncloa en el Recinto Ferial que ha lucido Gonzalo Lago (el anfitrión perfecto, no ha dado ni un problema y resolvió alguna lagunilla con un encomiable humor), se daba un baño de multitudes, daba un beso a su secretaria general y hasta luego Lucas (perdón, Mariano).

Foto hecha, imagen tomada y canutazo al canto.

Solo hacía falta eso, nada más.

Pero no, Rajoy no apareció por allí. Sí su espectro. Al menos por la sala de prensa.

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