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viernes, 26 de abril de 2024
Dice que derogará las leyes de Educación, Pensiones, Eutanasia, Feminismo y otras promovidas por el Gobierno actual - 04 octubre 2021 - Toledo
Agustín Yanel Agustín Yanel

Pablo Casado dice y repite que quiere aglutinar en el PP todos los votos de centroderecha, incluyendo muchos de Ciudadanos y Vox, para ganar las próximas elecciones con mayoría absoluta y desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Pero el discurso con el que ha cerrado la convención nacional de su partido en Valencia, el domingo 3 de octubre, es un nuevo giro hacia la derecha más dura. Mientras distintos barones y dirigentes populares abogan por la moderación, ese mítin le acerca más a los planteamientos ultraderechistas de la formación de Santiago Abascal.

El 22 de octubre pasado, durante el debate de la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez, Casado anunció que rompía con el partido de Abascal y le dijo: «Hasta aquí hemos llegado. No somos como usted porque no queremos ser como usted». Pero, cinco meses después, el PP no tuvo inconveniente en negociar en Murcia con expulsados de Vox y tránsfugas de Ciudadanos, para que no triunfara la moción de censura del PSOE y el partido naranja contra el presidente regional del PP. Y en junio de este año tampoco tuvo inconveniente en manifestarse con Vox y Ciudadanos en la madrileña plaza de Colón, contra los indultos a los independentistas catalanes.


Tras esa manifestación -donde Casado evitó ser fotografiado junto a Santiago Abascal e Inés Arrimadas, para no repetir la foto de 2019 en esa misma plaza de los líderes de las tres derechas juntos, que solo benefició a Vox- esta columna se tituló «Pablo Casado retrocede a la casilla de salida», en referencia al giro que daba hacia la derecha más dura. Ahora, tras su discurso en la plaza de toros de Valencia, ese mismo título podría encabezar de nuevo este texto.

Casado dice que derogará las leyes del Gobierno PSOE-Unidas Podemos

El líder del PP ha anunciado en Valencia que, cuando llegue al Gobierno -faltan dos años para las elecciones generales, pero él da por seguro que ganará y gobernará-, derogará las leyes que ha aprobado el Gobierno de coalición progresista PSOE-Unidas Podemos sobre educación, pensiones, eutanasia, feminismo, aborto, memoria histórica… Y ha dicho que aprobará otras referidas a la inmigración y la unidad de España. Estos son los asuntos en los que centra su discurso Vox, un partido al que Casado mira de reojo desde hace tiempo y del que ha asumido algunos planteamientos para que no le quite más votos.

No beneficia a la ciudadanía la práctica de borrón y cuenta nueva que utilizan algunos políticos cuando llegan a gobernar, y en este caso tampoco lo sería. Porque, ¿acaso todas las leyes que ha aprobado el Parlamento durante el Gobierno actual, con los votos de distintos partidos y no solo los de PSOE y Unidas Podemos, son malas? ¿Nadie en el centroderecha está de acuerdo con las normas adoptadas sobre la eutanasia, la subida de las pensiones o la memoria histórica?

Se equivoca el líder del PP si cree que con ese discurso, más enfocado hacia Vox que al centroderecha que dice representar, conseguirá los votos del electorado centrista que quiere aglutinar. Habrá quien se sienta expulsado por sus palabras y se incline por otro partido. ¿Quizá el PSOE? El tiempo lo dirá.

La sombra de Isabel Díaz Ayuso, un oscuro nubarrón sobre la convención del PP

El PP ha organizado esta convención, con actos en distintas ciudades, para reforzar la figura de Pablo Casado como líder del partido, presentarle como el próximo presidente del Gobierno y ofrecer una imagen de unidad. Han logrado infundir ánimos a sus cargos y su afiliación y han repetido la palabra unidad, pero han tenido que soportar durante toda la semana, como un oscuro nubarrón, la alargada sombra de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que adelantó al sábado su regreso de un viaje a Estados Unidos y ha acaparado la máxima atención.

Ella ha dicho públicamente en la convención que no aspira a competir con Casado por la presidencia del PP, pero esa posibilidad preocupa a distintos dirigentes populares, aunque en público lo niegan y hablan de unidad. Y quizá también inquieta al propio Casado, amigo de la presidenta madrileña desde hace muchos años y que fue quien la impuso a dedo como candidata a ese puesto en las elecciones autonómicas de 2019.

Díaz Ayuso llegó a la convención el sábado y fue recibida con gritos de «¡presidenta!, ¡presidenta!». Cuando le llegó el turno para hablar se deshizo en elogios hacia Casado y leyó una declaración que llevaba preparada en la que, dirigiéndose a él, dijo: «Hoy te quiero decir, Pablo, delante de tu mujer, de la gente que más te quiere, del partido, de tu familia, de los medios de todo el mundo, te quiero dejar claro que tengo meridianamente claro dónde está mi sitio. Y sé que mi sitio es Madrid y que daré lo mejor para Madrid porque Madrid es España y porque necesitamos que tú llegues a ser el presidente del Gobierno».

Un atronador aplauso premió esas palabras. Pero después, en conversaciones privadas con periodistas que han informado de la convención, varios barones regionales del partido mostraron su recelo. No se fían de Díaz Ayuso y se fían menos aún de su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, que es quien dirige todos los pasos que da ella.

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