viernes, 17 de mayo de 2024
El verano de su vida 07/08/2012junio 13th, 2017

El procurador de los tribunales y actual gerente de la Residencia Social Asistida San José, Miguel Ángel de la Rosa, es un veraneante de toalla y playa, más que de perderse allende los Pirineos, aunque haya estado en Budapest, Venecia y Roma. Como playero que es, echa pestes de su experiencia viajera en Acapulco, donde comprobó lo engañosas que pueden ser las campañas turísticas. Estos últimos años, el todopoderoso reclamo de su hija Eva María hace el resto para que los destinos hayan sido playeros y nacionales. Estos son los veranos de la vida en un toledano de pro.

El inquieto (es que no para) Miguel Ángel de la Rosa aún tiene entre ceja y ceja ir a Nueva York, su destino en estos momentos prioritario, pero siempre ha sido un hombre de toalla y playa. Desde su más tierna infancia sus padres, Enrique de la Rosa y Purita Martín, les llevaban a su hermano (Quique de la Rosa) y a él a Castellón, “y lo recuerdo de forma especial porque fue allí donde Quique y yo nos levantábamos de madrugada para ver el Mundial de Fútbol de Argentina, en 1978. Íbamos a veranear a una residencia del Banco Central, donde trabajaba mi padre, y también fue allí donde nos entró la afición que tenemos por el tenis”.


Son los veranos en La Puebla de Montalbán (localidad de donde son originarios sus padres) los que se le vienen rápidamente a la cabeza porque hasta allí llegaban él y su hermano Quique después de un duro invierno en el internado del colegio de los Escolapios, en la madrileña localidad de Getafe. “Era una especie de salvación, volvíamos a la libertad y todo era absolutamente diferente a lo que habíamos vivido durante los meses anteriores. La Puebla se convertía, para nosotros, en un auténtico paraíso”.

DE GUISANDO A ACAPULCO

Tampoco puede olvidar los dos o tres veranos que estuvo por Guisando, en el Valle del Tiétar abulense, “o el viaje que me propusieron, y en el que me embarqué, para ir de un día para otro a Acapulco, con mis amigos de La Puebla de Montalbán Churrique, Cano y Ángel Vicente”.

Budapest, Estoril, Asturias, Marbella, Venecia, Roma… Esos han sido sus principales destinos, casi todos durante el mes de agosto. Y fundamentalmente para “vaguear”, para descansar y cargar las pilas. Ahora comparte su tiempo con su hija Eva María, quien hace que a su padre se le “caiga la baba” cuando habla de ella.

De Acapulco recuerda que no le gustó demasiado, “que para meterse un viaje en avión de tantas horas llegas allí y te das cuenta de que la costa española está más cercana y te gusta más. Recuerdo que la primera línea de playa estaba francamente bien, pero con lo que me quedé impresionado fue con lo que había detrás, lo que no se veía, puesto que había una pobreza absoluta”. Y desde entonces se le quitaron las ganas de volver por allí o por cualquier lugar parecido.

En cuanto a los últimos veranos, los comparte con su hija Eva María y su pareja, Pili. Así, ha estado en Calpe (Alicante), donde los abuelos de la niña tienen un apartamento. Dice Miguel Ángel que así los abuelos disfrutan de la nieta, no solo va a ser él. También han caído -con la hija-, Segovia, Palma de Mallorca (donde luce bandera española a bordo del yate de un primo), Toledo ciudad y Ciudad Real.

Con su actual pareja, Pili, ha veraneado en Palma de Mallorca y Mijas (Málaga).

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