La palabra «bolo» acabó, hace 30 años, con el secuestro y asesinato de Anabel Segura
Anabel Segura apenas estuvo secuestrada cuatro horas porque sus captores, delincuentes sin experiencia, no supieron qué hacer con ella, no planificaron bien su acción y acabaron inmediatamente con su vida. Su cadáver lo dejaron en una fábrica de ladrillos abandonada de Numancia de la Sagra (Toledo). Texto: Sagrario Ortega y Laura Camacho / EFE