domingo, 4 de mayo de 2025
iniciativa de un toledano 16/07/2014junio 9th, 2017

Javier del Cerro atiende amablemente a Encastillalamancha por teléfono después de lograr el reto que se propuso hace un año y medio: nadar desde Menorca hasta Barcelona por todos aquellos que día a día sufren la enfermedad del cáncer. Está contento, el único «pero», si es que hay que poner alguno, es que le duele una barbaridad la espalda, pero se consuela diciendo que «después de la paliza» que se han dado debe ser normal. El joven nadador, que hace unos días cumplía 19 años, repasa los dos días en los que han realizado un recorrido de 240 kilómetros.

En esta aventura no estaba solo. Ahí estaba el resto del equipo, Raúl -tío de Javier-, Chema López, Abraham Trigo y Juan Carlos del Cerro, que era el nadador suplente; dispuestos a realizar el reto que Javier se propuso hace año y medio, el de unir a nado Menorca y Barcelona por el cáncer.


Como ya contó Encastillalamancha, el joven nadador toledano ha tenido que superar la muerte de -entre otros familiares- su abuelo que padecía un cáncer. A raíz de ahí, quiso hacer algo especial por las personas que día a día luchan contra esta enfermedad.

Entrenaron duro durante los últimos 13 meses, todos los días, unas cuatro horas diarias nadaban y no faltaba el entrenamiento en el gimnasio. Incluso llegaron a hablar con David Meca, experto en este tipo de iniciativas, quien les dijo que lo peor era nadar «todo el rato vomitando». Algo que al principio les resultó algo chocante, pero que desafortunadamente vivieron durante la travesía.

Partieron el jueves 10 a las 20.00 horas de Menorca y llegaron a Barcelona el sábado 12 sobre las 19.00 horas. 240 kilómetros entre cuatro nadadores que se iban relevando (una hora de nado, tres de descanso).

La primera noche fue muy complicada. Olas de tres y cuatro metros dificultaban incluso que la UME pudiese casi seguirlos. Se encontraron con unos cinco o seis bancos de medusa, pero iban bien protegidos y preparados para dicho encuentro. Pese a que había luna llena, la falta de referencias se acentuaba por las olas. Y, al final, se acordaron de Meca y de su experiencia en el mar… «Fue un poco desastre», recuerda Javier a Encastillalamancha.

Una experiencia que les llevó a tomar más precaución durante la segunda noche, que optaron por avanzar en el barco y ampliar la distancia durante el día siguiente. Y menos mal, porque esa segunda noche «venía un petrolero que no se quería apartar… Se quedó como a unos 10 metros de nosotros, los radares pitaban, nos hizo una ola, provocó alguna que otra caída, vasos rotos… Afortunadamente no había ningún nadador en el agua», recuerda Javier.

Pese a todo, «no pensé en dejarlo, sabíamos que iba a ser duro. Bastante que no nos picó ninguna medusa». Nadar, descansar, comer y volver a nadar es el resumen de estos dos días en los que, además de medusas, también vieron algún que otro pez «un poco raro. Uno que parecía una serpiente», pero «nada que nos diese miedo».

Afortunadamente todo eso ha pasado ya a ser anécdota de una aventura con la que han conseguido recaudar 80.000 euros para la Asociación Española Contra el Cáncer.

Enclm

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