La Consejería de Desarrollo Sostenible y la empresa Fuente Liviana han liberado 3.000 ejemplares juveniles de cangrejo ibérico en las inmediaciones del río Tejadillos, en la provincia de Cuenca, criados en el Centro de cría de cangrejo de río de Rillo de Gallo (Guadalajara), con el objetivo de repoblar la cuenca con esta especie autóctona y que prácticamente estaba extinguida desde hace medio siglo.
Esta actividad se ha enmarcado en el convenio de colaboración firmado en el mes de junio por el Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la Viceconsejería de Medio Ambiente, y Fuente Liviana, para el desarrollo de un programa de seguimiento de las repoblaciones con juveniles de cangrejo ibérico en la cuenca alta del río Cabriel, en la provincia de Cuenca.
Un convenio que permitirá también el estudio de la evolución de las poblaciones y de los riesgos ambientales que amenazan el establecimiento del cangrejo ibérico tomando como punto de partida las aguas del río Tejadillos, utilizando la tecnología más novedosa para la detección de la presencia de especies en los cursos y masas acuáticas mediante el análisis de ADN presente en el agua.
Una especie amenazada
El cangrejo de río ibérico es una especie amenazada sobre la que la Consejería realiza, desde hace años, un esfuerzo continuo para frenar el declive de sus poblaciones.
Este método no invasivo permite, de manera muy eficaz, el seguimiento en las actuaciones de repoblaciones con cangrejo de río ibérico para garantizar su éxito, con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
En esta suelta han participado por parte de la Consejería, el delegado provincial de Desarrollo Sostenible, José Ignacio Benito, junto a técnicos del Servicio de Caza y Pesca; el director de la planta de Fuente Liviana, Guillermo Latorre; y el investigador del Centro Superior de Investigación Científica (CSIC) del Real Jardín Botánico de Madrid, Javier Diéguez, además de representantes municipales de Cañete y Huerta del Marquesado.
El delegado provincial de la Consejería de Desarrollo Sostenible en Cuenca, José Ignacio Benito, ha destacado este tipo de proyectos de colaboración “muy importantes para contribuir al mantenimiento de nuestra biodiversidad y más cuando se trata de una especie declarada vulnerable, que tuvo que protegerse. Una vez tengamos la valoración de los resultados de esta iniciativa, nos servirá para establecer futuras líneas de trabajo y sobre todo para recuperar el cangrejo autóctono en otros cursos de agua, ya que constituye un bien que fue muy apreciado por la ciudadanía en nuestra provincia y que queremos recuperar”.
Por su parte, el director de la planta de Fuente Liviana, Guillermo Latorre, ha apuntado que “proyectos como la reintroducción del cangrejo de río ibérico forman parte del compromiso medioambiental de Fuente Liviana, los cuales contribuyen a la preservación de la naturaleza y la biodiversidad de los ecosistemas fluviales. Y es que el agua es un bien fundamental dada su importancia en la vida del planeta y en el bienestar de todos los seres vivos que habitan en él”.
Por último, el investigador del CSIC del Real Jardín Botánico de Madrid, Javier Diéguez, ha asegurado que “el empleo de una técnica de ADN ambiental es fundamental, porque no solo reduce los costes y la intervención en el medio, sino porque nos permite identificar la presencia del cangrejo de río en el ecosistema acuático y su densidad. Se trata de la metodología más desarrollada hasta el momento, ya que además nos lleva a conocer su dinámica y como se ha asentado. Un aspecto clave en proyectos de repoblación como este. Estamos trabajando con una especie emblemática cuyo asentamiento permite que el ecosistema funcione correctamente”.
Situación del cangrejo ibérico
Históricamente, el cangrejo ibérico (Austropotamobius pallipes) también llamado cangrejo de patas blancas o cangrejo de río europeo, se encontraba en los cursos de agua a lo largo y ancho de la Península, existiendo de forma abundante en todas las provincias de la región.
No fue hasta los años 70 del siglo pasado cuando se introdujeron en la Península dos especies de cangrejos procedentes del continente americano, el cangrejo rojo y el cangrejo señal, que tanto por su alta capacidad colonizadora como por ser portadores del hongo de la afanomicosis que causó mortalidades masivas del cangrejo ibérico, condujeron a la práctica desaparición de la especie, que quedó reducida a poblaciones aisladas de escasos individuos en la cabecera de ríos.