Con casi 20.000 kilómetros cuadrados, la provincia de Ciudad Real se alza como la tercera más extensa de toda España, solo por detrás de Badajoz y Cáceres. Su territorio alberga una diversidad de paisajes, ecosistemas y pueblos que configuran una identidad única dentro de Castilla-La Mancha, combinando naturaleza, historia, literatura y tradición.
Desde las llanuras manchegas hasta las sierras que bordean el Parque Nacional de Cabañeros y Sierra Morena, este rincón del centro peninsular ofrece un mosaico de contrastes que sorprende a todo aquel que lo descubre.
Ciudad Real no solo impresiona por sus dimensiones, sino por la riqueza que encierra en cada rincón. La provincia es un gigantesco escenario que mezcla la herencia cervantina con espacios naturales protegidos de enorme valor ecológico, castillos medievales, rutas del vino y un patrimonio popular que se mantiene vivo en sus pueblos. Además, su localización estratégica, entre Madrid y Andalucía, la convierte en un destino de fácil acceso y múltiples posibilidades.
Entre sus mayores atractivos, destaca en primer lugar el Parque Nacional de Cabañeros, uno de los pulmones verdes del país, donde conviven especies emblemáticas como el águila imperial ibérica, el lince o el ciervo en libertad, en un entorno que recuerda a la sabana africana durante la berrea. Muy cerca, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel constituye un humedal de importancia internacional, un refugio vital para aves migratorias que ofrece paisajes sorprendentes en pleno corazón manchego.

Lagunas de Ruidera (Ciudad Real).
Otro de los grandes tesoros naturales de la provincia son las Lagunas de Ruidera, un conjunto de lagunas conectadas por cascadas y saltos de agua que forman un paraje único en Castilla-La Mancha. Aunque no tiene la categoría de parque nacional, su belleza y diversidad de usos la convierten en uno de los lugares más visitados de la región. En otoño e invierno, sus senderos se llenan de senderistas y amantes de la bicicleta, mientras que en verano se convierte en un refugio natural para quienes buscan refrescarse en sus aguas cristalinas.
Otro de los iconos de la provincia son los molinos de viento de Campo de Criptana, inmortalizados por Cervantes en el Quijote. Estos gigantes blancos ofrecen una de las postales más reconocibles de La Mancha. También destacan los conjuntos de molinos en Herencia y Alcázar de San Juan, localidades que combinan esta estampa literaria con una intensa vida cultural y festiva.
La provincia también guarda joyas menos conocidas, pero igual de impactantes, como el Volcán de Cerro Gordo, en Granátula de Calatrava, que forma parte del Campo de Calatrava, uno de los complejos volcánicos más importantes de la península. Otro enclave único es el Castillo de Calatrava la Nueva, en Aldea del Rey, fortaleza que corona una montaña y ofrece una de las panorámicas más espectaculares del sur de Castilla-La Mancha.
A este listado se suman lugares como el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, con su riqueza geológica y arqueológica; o Almagro, con su Corral de Comedias y su Festival Internacional de Teatro Clásico. Pero también merecen mención otras joyas, como Villanueva de los Infantes, cuna del Siglo de Oro y de importantes figuras literarias; o la majestuosa plaza barroca de San Carlos del Valle, uno de los conjuntos urbanos más singulares de toda España.

Plaza Mayor de San Carlos del Valle
En el extremo sur de la provincia se alza otro de sus tesoros menos conocidos pero de enorme valor. El Palacio del Marqués de Santa Cruz, en Viso del Marqués, un edificio renacentista único en el interior peninsular, que acoge el Archivo General de la Marina y una colección de frescos italianos que transportan al visitante al esplendor del siglo XVI.
Y todo ello, sin olvidar la tradición vinícola de la comarca, que puede descubrirse a través de la Ruta del Vino de La Mancha, donde bodegas centenarias abren sus puertas a los viajeros.
Ciudad Real es, en definitiva, una provincia para recorrer con calma, que invita a perderse entre paisajes, pueblos y relatos que forman parte de la historia de España. Una tierra extensa y diversa que guarda algunas de las mejores joyas naturales y patrimoniales del centro peninsular.

Imagen del interior del Palacio del Marqués de Santa Cruz en Viso del Marqués