Llevan los diputados regionales de nuestra comunidad autónoma dándole vueltas a la reforma del Estatuto de Autonomía mucho tiempo y no se ponen de acuerdo, sobre todo, en el número de diputados que debe haber. Recordemos que en la actualidad son 33 y corresponden 17 al PSOE, y 12, al PP y 4 de Vox. Es decir, solo lo forman miembros de tres grupos políticos. Les puedo decir que sí, que el número actual de diputados de Castilla-La Mancha es el mismo que en La Rioja, aunque esta comunidad sea uniprovincial y la nuestra aglutina cinco provincias con bastante más población.
Si recorremos las distintas comunidades autónomas de nuestro país, veremos que la nuestra está en la media en cuanto al número. Por otro lado, las regiones que más tienen duplican y triplican a la nuestra. Me refiero a Madrid, Andalucía, Cataluña y Valencia, por poner los ejemplos más visibles.
Recuerdo cuando empezó el hecho autonómico que se decía, nos vendían, que los parlamentos regionales no iban a salir muy caros; que los diputados regionales no iban a percibir apenas sueldo. Vamos que lo iban a hacer casi gratis. Y es una verdad a medias, pues la gente sí se pega para que le incluyan en las listas electorales de esta índole.
El asunto es, que cobran una pasta decente, pues al escaso sueldo hay que añadir las dietas y retribuciones en ayudas, complementos, extras o gratificaciones, que además suelen tener menos retenciones para con el fisco. En definitiva, que estar en la poltrona de diputado regional le puede suponer a más de una persona una bicoca interesante. Y, además, como dice un amigo mío que no ha pasado de concejal, “tienen filtros”, no reciben las tortas en directo y tienen poco desgaste con el pueblo.
Créanme, lo digo en serio, ignoro hasta cierto punto cuál es el interés por algunos partidos de que se aumente el número de diputados. Me gustaría que me lo explicasen. De momento lo único que se me viene a la mente es que tienen más posibilidades de que poder gobernar con esa propina de más de la treintena de diputados.
350 diputados en el Congreso
Si realmente el aumento a quince o veinte diputados sirviera para algo positivo, para la mejora de la región y del país, que aumentase la producción, la calidad de vida, algo, pero de momento lo único que veo es, que ello conllevaría más gasto público y menos tarta para repartir entre los que quedan sin cargo alguno.
Es más, por esa regla de tres, el Congreso de los Diputados que se compone de 350 diputados de todas las provincias, quizá debería tener casi el doble, si fuera una proporción directa. En fin, tengo mis reservas. Y no es por egoísmo, por emplear más dinero público en este empeño, es que no veo la verdadera necesidad y utilidad del asunto.
Y recuerdo que soy plenamente defensor del Estado de las Autonomías, pero con un límite, no el derroche que tenemos y el pastón que supone mantener tantos cargos públicos en proporción al número de habitantes. Estamos hartos de ver cómo funcionan algunos países de nuestro entorno que tiene menor número de políticos que nosotros y les va bastante mejor. Y, desde luego, que más de una región se pasó al redactar su estatuto de autonomía y el resto de compañeros del Congreso de los Diputados se lo tragó o “tragó”, vaya usted a saber.