Balconeras, pendones, faroles, estandartes… Una ciudad milenaria se viste de gala para celebrar su fiesta más importante del año. Hablamos del Corpus de Toledo, reconocido de Interés Turístico Internacional, esta celebración convierte al casco histórico de la capital de Castilla-La Mancha en uno de los escenarios más bellos del mundo.
La ciudad que «brilla más que sol» aúna la tradición, el patrimonio y la religión. Desde la majestuosa Custodia de Arfe hasta la famosa Tarasca, este festejo se distingue por sus detalles y su significado.
Por ello, desde ENCLM os mostramos algunas de las curiosidades que se esconden detrás del Corpus para comprender algo más esta celebración.
El “monstruo” que desfila por las calles de Toledo
La tarde previa a la procesión del Corpus, uno de los personajes que más interés y curiosidad despierta entre los asistentes al desfile de los gigantes y cabezudos es un pequeño «monstruo» o más conocido como «La Tarasca».
Esta criatura fantástica combina el cuerpo de un galápago, alas de vampiro y una cabeza de serpiente que exhala humo por la nariz y lanza chorros de agua como si llorara, empapando al público que presencia el desfile.
Esta peculiar tradición, acompañada de cabezudos y gigantones, recorre el itinerario procesional.
La primera procesión del Corpus Christi en Toledo
Está documentado con certeza que en 1418 tuvo lugar el primer cortejo procesional del Corpus Christi en las calles de Toledo, alrededor de la Catedral Primada —aún inacabada en aquel entonces—, bajo el arzobispado de Sancho de Rojas (1415-1422).
La tradición también afirma que ya en 1280 el rey Alfonso X el Sabio presidió una procesión del Corpus en la ciudad, aunque no existen pruebas documentales que respalden este dato.
Por aquel entonces, la Catedral contaba ya con una custodia elaborada en plata esmaltada, compuesta por dos piezas que se transportaban sobre unas andas con varales. Esta primera custodia, de notable valor por estar hecha de plata, + desapareció en 1521 durante la Guerra de las Comunidades.
Muros engalanados con tapices de más de 500 años de historia
Desde la madrugada previa a la procesión, los muros de la Catedral se engalanan con una magnífica colección de tapices flamencos datados entre los siglos XVI y XVIII.
Estas piezas representan escenas de la mitología clásica, la exaltación de la Eucaristía y pasajes del Antiguo Testamento, entre otras temáticas.
La mayoría de estos tapices pertenecen a la época del cardenal Fernández Portocarrero y tienen un gran valor artístico e histórico. Algunos de ellos, que habitualmente se conservan en el Museo de Tapices de la Catedral, pueden contemplarse excepcionalmente en la calle durante la mañana del Corpus.
Toldos que… como marca la tradición, deben mojarse
Un rito o una tradición que casi se ha convertido en un «buen augurio»para la procesión del Corpus es la tradicional lluvia a escasos días o semanas de que llegue el día grande para Toledo.
Como cada año, el Ayuntamiento instala los toldos, elaborados por los gremios de tejedores y sederos, que marcarán el recorrido procesional de la Custodia de Arfe.
Unos toldos que… como marca la tradición, deben mojarse por alguna tormenta primaveral o por las primeras lluvias que anuncian el inminente verano en la ciudad del Tajo.
El motivo de la instalación de los toldos en el Corpus de Toledo: no es por el sofocante calor
La procesión se celebró durante años en domingo por cambios en el calendario laboral
Tras siglos celebrándose esta festividad en jueves, en 1990, y como resultado de cambios legislativos en el calendario laboral, la autoridad eclesiástica decidió trasladarla al domingo inmediato.
Así, en 1991, la procesión del Corpus Christi recorrió por primera vez las calles de Toledo en domingo, una decisión que generó un profundo malestar en la ciudad, al suponer la pérdida de una costumbre arraigada —la de ser uno de los “jueves que relucen más que el sol”—, y al dejar de ser considerada festividad laboral de ámbito nacional, lo que provocó una notable disminución de visitantes.
Durante el arzobispado de Antonio Cañizares (2002-2008), y a partir de 2004, se adoptó una fórmula intermedia: se celebraban dos procesiones, una el jueves como fiesta local de Toledo, y otra el domingo para ajustarse al calendario oficial.
Finalmente, en 2010, ya bajo el arzobispado de Braulio Rodríguez, se restableció la celebración del Corpus en jueves, conforme al calendario litúrgico hispano-mozárabe.