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viernes, 18 de julio de 2025
Tesoros de Castilla-La Mancha - 17 julio 2025 - Toledo

Han pasado más de 50 años desde que la cultura tomó las carreteras de Castilla-La Mancha. Desde entonces, kilómetro a kilómetro, el servicio de bibliobús recorre la amplia geografía regional, llevando la cultura hasta los rincones más alejados.

En la actualidad, ocho bibliobuses surcan caminos y paisajes, llevando consigo palabras, historias y saberes. Con 378 paradas a lo largo de 336 municipios, esta red de cultura itinerante abre las puertas del conocimiento allí donde el silencio del campo aún espera la voz de un libro.


Pero para llegar hasta este momento, fue necesario el empeño incansable de unas pocas bibliotecarias. Su impulso encontró aliento en el ejemplo de provincias vecinas y en la necesidad de ofrecer una alternativa sólida tras el escaso arraigo de iniciativas como las Maletas Viajeras y las llamadas Agencias de Lectura, que a finales de los años 50 y mediados de los 60 no lograron echar raíces en el territorio.

Los primeros bibliobuses comenzaron a surcar las carreteras de las actuales provincias de Castilla-La Mancha a principios de los años 70, llevando consigo el anhelo de acercar la lectura a cada rincón del territorio.

En Cuenca, fue en 1972 cuando arrancó el servicio con un único vehículo, humilde y sin calefacción, que se aventuraba entre pueblos con el frío como compañero de ruta. Un año más tarde, en julio de 1973, Guadalajara ponía en marcha su propio bibliobús. Toledo no tardaría en sumarse: también en 1973 echó a rodar su flota inicial de dos bibliobuses.

De pueblo en pueblo, el bibliobús acompaña a más de 75.000 almas lectoras

A día de hoy, Castilla-La Mancha se distingue como una de las pocas comunidades autónomas que ha consagrado, en su propia Ley de Bibliotecas, la obligación de llevar servicios bibliotecarios móviles a los pueblos de entre 300 y 1.000 habitantes que carecen de biblioteca pública.

Sin embargo, la vocación de los bibliobuses va más allá de lo establecido en la norma: sus ruedas no conocen límites, y su presencia se extiende incluso a los municipios más pequeños, allí donde apenas unas decenas de vecinos resisten al olvido.

Actualmente, cerca de 75.000 personas disfrutan del servicio de bibliobuses ofrecido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, según los datos más recientes proporcionados por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes.

En la provincia de Albacete, un bibliobús surca caminos y carreteras, deteniéndose en una veintena de municipios para llevar sus libros a más de 7.000 lectores. En tierras conquenses, dos vehículos recorren con constancia 102 localidades, sembrando palabras y conocimiento entre más de 14.800 personas.

Guadalajara, por el carácter de su geografía, es la provincia donde más se despliega esta red viajera. Tres bibliobuses atraviesan 151 municipios de las comarcas de Molina de Aragón, Sierra-Alcarria y la Sierra Norte, llevando el aliento de la lectura a más de 23.800 almas.

En Toledo, dos bibliobuses trazan su ruta entre la comarca de Talavera y las tierras de La Sagra y Torrijos. Con sus estanterías rodantes, alcanzan 63 municipios y ofrecen su valioso servicio a más de 28.800 personas, demostrando que la cultura no entiende de distancias cuando viaja sobre ruedas.

La Red de Bibliotecas móviles está integrada formalmente en la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha y, por tanto, cualquier persona usuaria de cualquier bibliobús tiene acceso a los mismos servicios de Red que en cualquier biblioteca física integrada en la misma, incluidos los servicios digitales eBiblio Castilla-La Mancha y eFilm Castilla-La Mancha.

De abuelos a niños: el bibliobús, un viaje para todas las edades

El servicio de bibliobús, una joya rodante de la cultura, es disfrutado por personas de todas las edades, desde los más pequeños hasta los más veteranos lectores. Sin embargo, al tratarse de municipios de tamaño reducido, se han identificado dos perfiles predominantes entre sus usuarios: personas mayores, en muchos casos de la tercera edad, y mujeres, tal y como ha explicado Pedro Cobos, jefe del Servicio del Libro, Archivos y Bibliotecas, en declaraciones a ENCLM.

A pesar de esta tendencia, Cobos también señala una evolución reciente: en los últimos años se ha registrado un aumento significativo en el número de usuarios hombres, lo que refleja una creciente diversidad entre el público que se acerca a los bibliobuses.

Además, estos vehículos cargados de historias y saber también hacen parada frente a los colegios, convirtiéndose así en una ventana a la lectura para el público más joven. Gracias a ello, el servicio se consolida como una herramienta esencial para fomentar el hábito lector desde las primeras etapas de la vida y mantenerlo vivo a lo largo del tiempo.

Encuentros literarios que dejan huella en los pueblos rurales

“Los vecinos de los pueblos están deseando la llegada del bibliobús”, afirma Cobos, quien destaca la magnífica acogida que este servicio tiene en las zonas rurales. En estas pequeñas localidades, muchas veces aisladas, la llegada del bibliobús se vive casi como un acontecimiento: una oportunidad para romper la rutina, socializar y compartir vivencias en torno a los libros.

De hecho, en torno a estas visitas sobre ruedas han surgido clubes de lectura, en los que participan especialmente mujeres apasionadas por la lectura, auténticas devoradoras de libros. “La sensación que nos transmiten es fantástica”, comenta Cobos.

Más allá del préstamo de libros, el bibliobús se convierte en un espacio de encuentro, una excusa para charlar, intercambiar recomendaciones y disfrutar de un momento de desconexión. Una visita que entretiene, acompaña y deja huella.

En cuanto a los libros más buscados a bordo del bibliobús, la novela reina sin discusión. Es la compañera preferida de los trayectos interiores, la que más suspiros despierta y más manos alcanza. También hay quien se deja llevar por los sabores de los libros de cocina.

Y, por supuesto, los más pequeños encuentran su rincón en los cuentos infantiles, que llegan como semillas de imaginación a las puertas de los colegios.

Cada lector, con su búsqueda, convierte al bibliobús en algo más que una biblioteca sobre ruedas: es un faro de cultura y compañía que une generaciones, recordándonos que la lectura es un viaje sin fronteras, capaz de transformar los rincones más remotos en lugares llenos de vida.

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Sara Acero
Sara Acero

Periodista ciudadrealeña graduada en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM)
Ligada desde 2018 a Toledo, ciudad en la que he crecido personal y profesionalmente.
Defensora de un periodismo local que sirva de altavoz y nos conecte con la realidad más invisible.
Escribo en este medio desde 2022 sobre temas de Toledo, educación, sanidad y sucesos.

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