Calles empedradas, paisajes teñidos de tonos ocres y un rico patrimonio cultural convierten a Castilla-La Mancha en un lugar único para disfrutar del turismo en otoño. Las cinco provincias ofrecen enclaves maravillosos, pero te presentamos los municipios que la iniciativa Pueblos mágicos de España propone para visitar en la región durante el periodo que estrenamos:
Albacete:
- Ayna: El Monte San Urbán recoge en su falda el pueblo de Ayna que escala su ladera apretándose entre sus casas. Desde enfrente, el Mirador del Diablo, permite observar la comba del monte donde se ubica, la hoz del río donde se asoma y el propio río Mundo que se curva a los pies de la montaña. Esta topografía escarpada le ha dado el sobrenombre de la “Suiza Manchega”.
- Bogarra: A orillas del río de su mismo nombre, y dominada por la imponente mole rocosa del Padrastro, la Villa de Bogarra se enclava en uno de los parajes de mayor belleza de la Sierra del Segura. Su vega, llena de frutales, y sus calles, antiguas y empinadas, conservan el carácter serrano de estas tierras e invitan a adentrarse por ellas en un sosegado paseo. La población se inicia con un asentamiento ébero ya en el siglo V antes de Cristo y como muestra de ello queda la enigmática Esfinge de Haches.
- Carcelén: En esta pequeña población, situada en el comarca de La Manchuela, destacan su iglesia parroquial de San Andrés Apóstol y la Ermita del Cristo de las Eras. También es muy interesante una de sus tradiciones, celebrada el 23 de agosto, conocida como la Noche de los Montones. Una frenética carrera de antorchas nocturnas monte a través desde la Peña Blanca.

Carcelén (Albacete)
Ciudad Real:
- Campo de Criptana: La imagen más característica de Campo de Criptana son los molinos y el Albaicín Criptano formado por calles estrechas y pronunciadas pendientes, con construcciones de casas típicas manchegas de una sola planta, encaladas de blanco y zócalo de color añil. Según los estudiosos cervantistas, fue aquí en Campo de Criptana donde transcurrió la aventura más popular y conocida de El Quijote, el combate contra los gigantes que resultaron ser molinos, capítulo VIII de la primera parte de El Quijote. Los Molinos de Viento de Campo de Criptana están declarados Bien de Interés Cultural, los Molinos Infanto, Sardinero y Burleta están declarados a su vez Monumentos de Interés Histórico y Artístico.
- Viso del Marqués: El Viso del Marqués, en la comarca de Sierra Morena, en la encrucijada de caminos que daba sentido a su antiguo nombre: Viso del Puerto del Muradal. Repleta de historia en esta villa murió, en la Fresneda, Alfonso VII, el Emperador, de regreso de Almería. Escenario literario de Don Quijote presente en el capítulo XX, pero, sobre todo, cuna del Señorío de los Bazán a lo que debe su actual nombre y su palacio principal que amerita gran parte de su fama. El Palacio del Marqués de Santa Cruz es un magnífico ejemplo de edificio renacentista italiano. D

Molino de Campo de Criptana
Cuenca:
- Belmonte: A los pies de su Castillo, la villa de Belmonte, rinde pleitesía al edificio que lo identifica y corona su estampa. Entre las calles y casas, el rumor de los siglos nos muestra la iglesia de la Colegiata que le disputa su liderazgo de piedra y cultura. El Castillo con su exterior pentagonal extiende sus brazos de murallas hacia la población, cilindros de piedra flaquean sus vértices y le otorgan su soberbia planta castellana. En el interior nos sorprende con el esquema triangular de su patio de armas. Sus cubiertas interiores repletas de artesonados mudéjares vuelven a atraparnos en su belleza que se agranda en la decoración gótica de sus chimeneas.
- Beteta: Se eleva en su atalaya de piedra, cuyo Castillo de Rochafrida en la cima parece formar parte de la erosión de la roca y, en la falda, la población yace con su colección de tesoros. La iglesia parroquial de La Asunción es un templo gótico del s.XV, construido en piedra caliza, con portada plateresca y planta de tres naves. La Plaza Mayor, porticada en uno de sus lados, es un excelente ejemplo de la arquitectura conquense. A las afueras, la Ermita de la Virgen de la Rosa del siglo XVII con un porche que parapeta los aires serranos y, en las cercanías, unas aguas teñidas de rojo por su abundancia en hierro.
- Buendía: Buendía, en la comarca de la Alcarria, junto a la Sierra de Altomira y al embalse que lleva su nombre, alberga encantos que merecen la visita. Tiene un aroma medieval que se filtra por su muralla, rodeándola en sus restos de tramos de forma intermitente y discontinúa. En el tejido urbano destacan su Plaza Mayor, siamesa de la Ruiz Jarabo, ambas porticadas con arcos de medio punto sobre pilares cuadrados.

Imagen de archivo de Buendía, pantano en la cabecera del Tajo.
Guadalajara:
- Arbacón: El pueblo posee desde antiguo una personalidad bien marcada; lo dice la filigrana marcada sobre la madera de algunas de sus puertas más antiguas, la estampa de cualquiera de sus plazuelas típicas, el saliente de los aleros en sus callejones estrechos.
- Brihuega: Brihuega se enclava en el valle de rio Tajuña, arropada por la barranquera que lleva al río, la peñas del cauce balconean el terreno en desniveles y la sitúan en el verdor de la vega, con huertas y jardines que le han valido el nombre de Jardín de la Alcarria.
- Molina de Aragón: Situada al nordeste de la provincia, es una ciudad con una gran riqueza monumental. Su camino por la Edad Media domina la vista general que derrama sobre la colina la muralla que rodea el burgo y se funde con el castillo. Situado en una ladera que domina el valle, posee una muralla exterior, con numerosas torres de defensa, que rodea el perímetro y que protege la fortaleza propiamente dicha. El castillo interior llegó a tener ocho torres, de las que se conservan restos de dos y otras cuatro en buen estado. Estas torres están comunicadas por un adarve almenado.

Molina de Aragón Foto: Turismo en Guadalajara
Toledo
- Escalona: El tiempo se detendrá para todo aquel que venga a conocer esta noble villa que tiene su origen en épocas antiguas. Este precioso enclave toledano, situado a 54 km de Toledo, abarca las primeras estribaciones del Piélago y continua por la Sierra de San Vicente; en suma un pequeño trozo de paraíso donde la fusión hombre-naturaleza es posible. A su larga, antigua y grandiosa historia hay que unir la belleza de su conjunto urbano, su plaza y el Convento de La Encarnación.
- Yepes: Yepes comparte asiento con Ocaña emplazado en la parte occidental de su Mesa. Conocido como Toledillo, guarda similitud con la capital en su magnífico patrimonio y en guarecer la convivencia de las tres culturas en la época medieval. Aunque el rastro del cristianismo es el que ensalza la villa.

Una joya arquitectónica conocida como la «Catedral de La Mancha». Foto: Ángeles Visdómine / EFE.