Hay un pueblo de Toledo cuya plaza central es tan grande que forma una parte importante de su idiosincrasia. Se trata de la Plaza Mayor de Ocaña (Toledo)
En 1842, más de 60 años después de que se aprobara la construcción de su Plaza Mayor, en 1777, Ocaña (Toledo) tenía poco más de 3.000 habitantes. Su lonja es de 55 por 52 metros. La Plaza Mayor empequeñeció a la localidad que la albergaba.
Carlos III fue quien ordenó construirla como la la de Madrid
El rey Borbón Carlos III fue quien ordenó construirla como la de Madrid, pero también a escala menor.
La Constitución española de 1812 se proclamó en este lugar que no terminó de construirse hasta que se inauguró la fachada restante en 1961.
Aspectos técnicos
La Plaza Mayor de Ocaña es un ejemplo típico de la tipología de las plazas castellanas. Se trata de un espacio público de arquitectura neoclásica cuyo arquitecto fue Francisco Sánchez, de Madrid. Se acabaron tres de sus cuatro fachadas en 1791, reinando Carlos III. Durante la Guerra de la Independencia el general francés Soult cañoneó el Ayuntamiento, situado en la fachada oeste. Entre 1848 y 1849 se enlosaron las galerías. En 1961 el Ministerio de Vivienda concluyó la plaza, pavimentándose en 1969 y sustituyéndose el chapitel del campanario en 1980.
La plaza es rectangular (casi cuadrada) de gran proporción y simetría. Sus lados miden 56 y 54 metros y está trazada sobre las ruinas de otra anterior que poseía una forma irregular. Se trata de un espacio porticado en todos sus frentes, apoyando sus galerías en fuertes pilares de piedra de Colmenar, labrados en sillería almohadillada que sostienen arcos de medio punto de ladrillo.
Las fachadas de la plaza, igualmente de ladrillo, se levantan en pisos que abren sus balcones sobre el eje de cada arco del pórtico. Dichos balcones conservan sus sobria rejería. Remata todos los frentes de la plaza una cornisa moldurada, partida en el centro de la fachada principal, donde se abre en medio punto para cobijar el escudo de la villa de Ocaña: una torre flanqueada por las letras O y C, bajo corona ducal que sujetan dos leones.
Por último, en la pendiente del tejado, las ventanas abuhardilladas mantienen la simetría general, por su coincidencia numérica con los balcones.
Y Ocaña tiene su historia
Ocaña fue villa en la Edad Media tras tiempo de posesiones entre árabes y cristianos. Alfonso VI la conquistó y conformó parte de la Hermandad de la Ribera del Tajo, como límite poblacional con los reinos musulmanes.
Fue una de las juderías más grandes de Castilla y refugio de Isabel la Católica antes de ser reina. En sus tierras tuvo lugar la famosa batalla perdida de Ocaña contra los franceses en 1809. Por entonces ya existía, en parte (faltaba una fachada por levantarse), su gran Plaza Mayor, que fue bombardeada.