La provincia de Ciudad Real continúa teniendo tramos conflictivos en su red viaria, a pesar de las mejoras ejecutadas en los últimos años. Aunque la Dirección General de Tráfico (DGT) ya no publica listados oficiales de “puntos negros” y los sustituye por análisis de siniestralidad, los datos y reportes disponibles apuntan a que la A-4, la N-430 y la N-502 continúan siendo las vías más peligrosas de la provincia.
Según el último informe de Automovilistas Europeos Asociados, siete segmentos de la red estatal que discurren por la provincia registran índices de siniestralidad hasta diez veces superiores a la media nacional.
Entre los puntos más conflictivos destaca el tramo de la A-4 entre los kilómetros 159 y 165, a las afueras de la capital, donde se han producido numerosos accidentes por alcance y salidas de vía en los últimos años. También la N-430, a su paso por Membrilla, La Solana y Alhambra, concentra varios siniestros graves en los kilómetros 371 y 382, lo que refuerza las reivindicaciones históricas para su conversión en autovía.
La N-420 suma el mayor número de tramos peligrosos de toda la provincia, con puntos especialmente delicados en las inmediaciones de Puertollano y Argamasilla de Calatrava, donde el tráfico pesado y la escasa visibilidad elevan el riesgo de accidente. Otros enclaves de esta misma vía, en Fuencaliente, también figuran entre los más peligrosos por su trazado sinuoso y la alta densidad de vehículos.
En la N-502, el entorno del kilómetro 304, cerca de Chillón, y el 303, a la altura de Almadén, han registrado varios accidentes graves, mientras que la N-310, entre Manzanares y Argamasilla de Alba, se suma al listado con un punto conflictivo en el kilómetro 67.
Estos tramos se añaden a los ya conocidos por su peligrosidad, como la A-4 o la N-430, que en informes anteriores de la DGT y asociaciones de conductores figuraban entre las vías con mayor concentración de accidentes.
Las autoridades insisten en que la mejora de la seguridad pasa por intervenciones en trazado, firme y señalización, así como por un refuerzo de la vigilancia y la concienciación de los conductores. En los últimos años se han ejecutado obras de refuerzo de barreras y pavimento en algunas de estas carreteras, pero los informes advierten de que siguen siendo necesarios más recursos para reducir la siniestralidad en una provincia con una de las redes viarias más extensas de Castilla-La Mancha.