En 2025 el sector del vino ha terminado una de sus cosechas más cortas de los últimos años con 31 millones de hectolitros. Pese a esta merma, los agricultores aseguran que no se ha repercutido en los precios en origen y, por ello, piden medidas que den estabilidad como contratos plurianuales y que se cubran los costes de producción.
Cubrir costes
El precio de la uva y la rentabilidad de su cultivo es un puzzle que el sector resuelve cada año tras encajar las piezas de la zona de recolección, la calidad, la acidez, el grado alcohólico de la uva e incluso el tamaño de la cooperativa, una ecuación con un estándar legal mínimo: que el agricultor cubra sus costes.
Del otro lado, las bodegas. El director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, ha recalcado en declaraciones a EFE que «la inmensa mayoría de las bodegas cumplen con la ley cadena» y que están a favor de los contratos a medio plazo, una medida que lleva «toda la vida defendiendo».
Benítez ha insistido en que este año ha habido una bajada de cosecha imprevista y eso ha influido en las relaciones comerciales.
Y es que hay contratos que se fijan con un precio y, según la cosecha va avanzando, al detectar que hay menos uva se firman otros en los que se «paga más», de manera que «puede ser» que los primeros viticultores «tengan un precio inferior».
Pero en «ningún caso» se deberían dejar de cubrir los costes «efectivos» de producción, ha concluido.
Contratos plurianuales
Desde la organización agraria Asaja son partidarios de que existan «unos precios estables» y que el agricultor sea conocedor de sus costes, y para ello aconsejan hacer «contratos plurianuales» en aquellas zonas donde hay una relación contractual con el agricultor y el bodeguero. Así, se daría «más estabilidad» tanto a la parte industrial como al agricultor.
Castilla-La Mancha
Asimismo, el técnico sectorial del vino de Asaja, José Ugarrio, ha insistido en que el precio de la uva «no es igual» en todos los sitios, por ejemplo hay uvas que pueden valer 0,23 o 0,24 céntimos como en Castilla-La Mancha y llegar hasta los dos euros en Rías Baíxas.
Ugarrio ha señalado también que esta cosecha ha sido de especial afectación por el mildiu en Andalucía, que ha propiciado que en muchas zonas se incrementen los costes de producción de forma «muy considerable».
Precios «un poquito más altos» por la cosecha corta
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha apuntado, por su parte, que al inicio de la vendimia los precios se situaron en continuidad respecto al año anterior, pero al haber «tan baja cosecha», a medida que avanzaba la campaña, han ido repuntando «un poquito más».
Ha reclamado, en este punto, que se cumpla «la ley de la cadena que, en muchos casos, no se está cumpliendo. Según prescribe la ley, deberían cubrirse los costes de producción», ha denunciado el responsable de sectorial de COAG, Joaquín Vizcaíno.
Precios del vino
Desde Unión de Uniones han explicado que, para el vino blanco, la mayoría de las operaciones están sobre 4,5 euros y 4,70; mientras que el tinto «está un poquito más bajo», en una horquilla de 4,20 o 4,30 euros. En función del vino y el mosto, se encuentra en torno a los 3,70 o 3,80 euros y, aunque la cosecha es inferior, «no está subiendo el precio».
El responsable del sector vitivinícola de esta organización, Andrés García, ha resaltado que hay una diferencia de costo «muy grande» entre las cooperativas o bodegas pequeñas y las grandes cooperativas, pues al final la burocracia, los costes y la mano de obra «cuanto más pequeña es la cooperativa más caro sale producir».
Para que el sector continúe como uno de los principales mercados aseguran que es necesario que el agricultor pueda vivir de su producción, especialmente en tiempos convulsos de enfermedades, calor y falta de lluvias que han mermado un 15 % la cosecha, según las estimaciones iniciales.