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martes, 11 de noviembre de 2025
Imagen del Tajo a su paso por Toledo el martes 8 de julio de 2025.
Imagen del Tajo a su paso por Toledo el martes 8 de julio de 2025.
Durante este pasado verano - 11 noviembre 2025 - Toledo

La Cátedra del Tajo UCLM-Soliss ha considerado que las variaciones de caudales en el río Tajo en Toledo sucedidas en el verano de 2025 «van en sentido contrario a lo que se persigue, que es conseguir el buen estado ecológico de un río o no deteriorarlo».

En el análisis de estos «cambios bruscos» de caudal registrados en el río a su paso por Toledo en julio y agosto, la Cátedra, según ha informado en un comunicado, concluye que dichas variaciones también «pueden suponer efectos negativos para las comunidades de fauna que habitan en el río, así como en el funcionamiento del ecosistema fluvial».


Además, considera que «es momento de reflexionar» y que «para recuperar el buen estado en un río, sus caudales circulantes deben ser los más parecidos a los que había antes de la acción humana, a los naturales».

«El discurso de los caudales ecológicos se ha tergiversado o, directamente, quizá no se ha entendido su significado. Por supuesto, es necesario que aparezcan en la normativa para limitar de alguna manera la acción de los agentes económicos, de aquellos agentes que en su responsabilidad social corporativa no consideran aún el impacto de sus actividades, pero como caudales medios diarios no impiden cambios bruscos de caudal a lo largo de un día concreto», explica en sus conclusiones.

La Cátedra recoge datos relativos al caudal del río Tajo en Toledo, a las 14.00 horas del 16 de agosto, que estuvo por debajo del caudal mínimo ecológico establecido en el Plan Hidrológico, lo que «supuso fallo en el régimen de caudales ecológicos mínimos establecidos para dicho tramo de cauce».

Respecto a las variaciones de los días 8 y 23 de julio y 16 de agosto, considera que «son situaciones extremas de un funcionamiento que puede considerarse habitual en este tramo del río» y que las variaciones bruscas y súbitas de bajada y posterior subida de caudal es un hecho documentado en, al menos, 19 días entre el 29 de julio y el 15 de septiembre.

En un análisis pormenorizado, la Cátedra recuerda que la normativa de aguas española establece que los caudales ecológicos deben garantizar la conservación y recuperación del medio natural, manteniendo la vida piscícola, la vegetación de ribera y la funcionalidad de los ecosistemas acuáticos y terrestres asociados.

En el caso del río Tajo a su paso por Toledo, el caudal mínimo establecido en la masa de agua «ES030MSPF0607021 Río Tajo en Toledo hasta Río Guadarrama» en el periodo entre julio y septiembre es de 13,00 m 3 /s. Durante el día 16 de agosto, a las 14.00 horas, el caudal medio circulante fue de 10,23 m 3 /s, es decir, un 78% del caudal ecológico mínimo establecido.

Por tanto, atendiendo al espíritu de la definición de caudal ecológico mínimo, «se puede considerar que el 16 de agosto hubo una situación de fallo, dado que durante una hora los caudales fueron inferiores a lo establecido en el Apéndice V de la Normativa del Plan Hidrológico».

Consecuencias en la fauna acuática

La causa de las variaciones de caudales de los días 8 y 23 de julio y del 16 de agosto se han identificado por parte de la CHT con paradas de la turbinación en la central hidroeléctrica de Safont debidas, por un lado, a trabajos de mantenimiento en la subestación de alta tensión y, en segunda instancia, a incidencias eléctricas originadas en la línea de distribución.

El caudal del Tajo en Toledo bajó en verano por paradas en las turbinas de Safont, según la CHT

No obstante, analizando los caudales medios horarios desde el 29 de junio al 15 de septiembre, se puede observar que las variaciones repentinas de caudales durante todo el periodo son habituales. Estas variaciones de bajada y subida brusca de caudal cuando se deben al funcionamiento de una central hidroeléctrica se denominan hidropuntas.

Sin embargo, existen otros días (1, 9, 11, 23, 24, 27 y 28 de julio/ 11, 16, 17, 24 y 27 de agosto/ 2, 9, 12 y 13 de septiembre) en los que se pueden apreciar hidropuntas. Estas variaciones suponen una pérdida de caudal en una hora de más de 10 m3/s, para en la hora siguiente ganar de nuevo más de 10 m3/s.

«En conclusión, no podemos estar hablando de descensos puntuales de caudal, sino de descensos y aumentos habituales y súbitos, cuyas consecuencias en la fauna acuática deberían ser tenidos en cuenta», aclara.

La disminución de los caudales durante unas horas de un día puede provocar que zonas ribereñas queden secas y se pierda la capacidad de refugio en estas zonas para algunas especies con poca capacidad de desplazamiento, afectando a algunos grupos biológicos que no pueden responder desplazándose hacia la zona sumergida, como pueden ser algunos macroinvertebrados. También puede producirse la muerte por desecación de microorganismos que recubre rocas y otros componentes del sustrato de las orillas.

Enclm/EP

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