La Formación Villalba de la Sierra, que se extiende por buena parte de la provincia de Cuenca, incluso alcanzando Sacedón, en Guadalajara, es un tesoro del que cada día se obtienen nuevas joyas que están poniendo a Castilla-La Mancha en el mapa mundial de la paleontología, con este yacimiento del cretácico superior, donde se acaban de presentar nuevos huevos y nidos de dinosaurio únicos por la información que se está pudiendo extraer de ellos y del que dentro de poco se va a presentar al abelisaurio, un «gran depredador», que sería el equivalente ecológico en la Península Ibérica de lo que representa el tiranosaurio en Estados Unidos.
«Ya tenemos el hueco preparado en el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha (MUPA)», celebra Francisco Ortega, el paleontólogo de la UNED que lidera esta investigación sobre la Formación Villalba de la Sierra, a la que pertenecen, además del yacimiento de Lo Hueco, en Cuenca capital, otros como los de la Frontera, Portilla, Zafra de Záncara o el de Santa María de Poyos y todo el entorno del embalse de Buendía.
Un dinosaurio «exclusivo» de Cuenca
De este último yacimiento se acaba de presentar «un tipo de huevo de dinosaurio que por el momento es exclusivo de Poyos, y por lo tanto no se conoce en ningún otro lugar del mundo«, destaca el paleontólogo sobre un hallazgo que aporta gran información «sobre las estructuras orgánicas» y ayudará mejor a interpretar ese periodo, el Cretácico Superior, al sur de Ebro, ya que hasta la aparición de Lo Hueco con las obras del AVE a principios de siglo poco se conocía de ese periodo en la centro de la Península.
«No teníamos yacimientos importantes», explica Ortega, quien añade que cuando les avisaron del mismo, pensaban que era «los típicos de mamíferos como hay en Carrascosa o Loranca», pero lo que encontraron era «un yacimiento enorme de dinosaurios«, que ha resultado ser una enorme formación que se extiende por buena parte de Cuenca hasta Guadalajara y que no para de arrojar sorpresas.
Este grupo de investigación, que desde hace una década años recibe financiación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha año a año para seguir investigando, en cada campaña sigue encontrado nuevos tesoros con una antigüedad entre 70 y 75 millones de años, como los más de 15.000 fósiles que ya han extraído de Lo Hueco.
«Ya estamos trabajando en la descripción y presentación del siguiente, porque en Lo Hueco tenemos estos dinosaurios saurópodos grandes», animales de más de 20 metros de alto que tienen en algunos el cerebro del tamaño de una nuez, pero que lograron su supervivencia durante millones de años

Imagen de las excavaciones de Lo Hueco.
Miles de huevos a la orilla del mar, en Cuenca
Las siguientes pistas les llevaron hasta los embalses de la cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, y en este último es donde más están avanzando, concretamente en Poyos.
«Estamos viendo que en algún momento, hace 72 millones de años, rebaños inmensos de dinosaurios de 20-25 metros se acercaban a la orilla del mar, que en ese momento estaba muy cerca de la posición de Sacedón o de la posición de Cuenca y depositaban miles de huevos en una extensión amplísima, como lo hacen ahora las tortugas marinas, pero en este caso viniendo desde la tierra hacia la costa, lo hicieron por miles o incluso millones de años. Tenemos una potencia enorme de sedimento, en una extensión que va desde Sacedón hasta portilla, 70-80 kilómetros en los que encontramos huevos de dinosaurio con mucha facilidad», destaca el paleontólogo.

Imágenes de las excavaciones en Santa María de Poyos.
El abelisaurio, el «tyranosaurus de La Alcarria»
En esta zona «teníamos nuestro propio depredador, muy bien representado en Poyos», recuerda Francisco Ortega. Se trata de un abelisaurio, que es más típico de los continentes del sur, pero que explica que es una muestra de la conexión que había en este periodo entre la península con África y con América del Sur, más que con el resto de Europa, en lo que a especies de dinosaurio se refiere.
«Estos abelisaurios, en los continentes del sur, y en sitios, como en Cuenca, sustituían a los tyranosaurios que había en Estados Unidos o en Asia», explica sobre esta especie que guarda cierta similitud con este temido y famoso dinosaurio, con el que, a pesar de no estar apartando, sí que se parece incluso en la forma, con una gran cabeza y brazos cortos. Se puede ver una recreación en los exteriores del MUPA y dentro de poco también estará en sus vitrinas.
Se han encontrado restos también en Jabalera, Portilla y Zafra de Záncara, sobre esta especie de los últimos tiempos de los dinosaurios en Europa y que ahora, gracias a la Formación Villalba de la Sierra, se está pudiendo descifrar.
«Un periodo de la historia que conocemos bien en Norteamérica, Argentina, en India, pero que nos cuesta interpretar en Europa y de repente encontramos, por casualidad, un conjunto de evidencia enormemente rica en la provincia de Cuenca», relata el arqueólogo sobre un yacimiento que está llamado a seguir reescribiendo la historia del Cretácico Superior en la Península Ibérica.
