Una sorprendente mancha con forma de Virgen María ha aparecido en una de las cuevas subterráneas de Tomelloso, un hallazgo que está despertando tanta curiosidad como preguntas. La cueva Garcilaso, excavada en 1900, ha pasado de ser una de las muchas galerías que recorren el subsuelo del municipio a convertirse en punto de visita obligada tras detectarse esta silueta en una de sus antiguas tinajas.
Aunque la cueva recibe continuas visitas, el descubrimiento no se había producido hasta la última semana, cuando un grupo de visitantes se detuvo ante una mancha inusual. Tras fotografiarla y mostrarla a los responsables, todos coincidieron en lo mismo: la figura evocaba de manera muy clara la imagen de la Virgen María.
Eso sí, por muy celestial que parezca, no deja de ser una mancha provocada por la humedad. Una de esas casualidades que regala el subsuelo y que a veces se interpretan con mucha devoción.
Las tinajas, construidas en cemento hace varias décadas, han ido adquiriendo tonalidades y formas fruto del paso del tiempo y de las condiciones ambientales de la cueva.
Las imágenes tomadas muestran una figura sorprendentemente definida, redondeada y con variaciones de color que llaman la atención de cualquiera que pasa por delante. Algunos incluso aseguran distinguir hasta la mano de la Virgen, como si estuviera realizando un gesto protector.
La cueva, perteneciente originalmente a Juana Jiménez, procedía de una familia muy creyente, donde las reuniones para rezar el rosario o la divina misericordia eran habituales. Hoy cuenta con un aforo de unas 30 personas y conserva artilugios de la época: desde ventiladores que se usaban para evitar riesgos por CO2 hasta mangueras, bombonas o las tradicionales tapas de esparto de las tinajas.
Este hallazgo, tan inesperado como llamativo, se suma al extenso patrimonio subterráneo de Tomelloso, que alberga más de 40 kilómetros de cuevas y es reconocido no solo por ser el mayor productor de alcohol vínico del mundo, sino también por su riqueza cultural, cuna de artistas como Francisco Carretero, Antonio López, Antonio López García o Francisco García Pavón.
Una curiosidad más que añade conversación, detalle histórico y, por qué no, un pequeño toque de misterio húmedo a la ciudad.