Cada 22 de diciembre, la Lotería de Navidad convierte a pueblos enteros en escenarios de ilusión, nervios y celebraciones improvisadas. Pero en la provincia de Toledo, algunos sorteos dejaron historias tan insólitas que acabaron marcando a sus vecinos durante años.
Errores en papeletas, rumores que corrieron como la pólvora y premios que saltaron del bombo a la gran pantalla forman parte de una Navidad en la que la suerte no siempre siguió el guion previsto.
El número equivocado
Una de las historias más llamativas se vivió en Lillo (Toledo) en el año 2019, cuando la peña ‘La Zanahoria’ protagonizó una de las mayores confusiones loteras que se recuerdan en la provincia.
La asociación había vendido 1.600 participaciones para el Sorteo de Navidad, pero lo hizo con un número equivocado: el 16.263. El problema es que el número real que jugaba la peña en 210 décimos era el 66.263.
La asociación, integrada por unos 350 socios, llevaba 25 años participando en la Lotería de Navidad, pero esta era la primera vez que vivían una situación así. El error no fue detectado hasta que acudieron a la administración de Loterías a recoger los décimos, ya que cada año jugaban un número al azar, no siempre el mismo.
Sin conocer el número real que figuraba en los décimos, la peña vendió todas las participaciones —a 2,5 euros cada una, por un total de 4.000 euros— sin ser consciente de que las papeletas impresas reflejaban un número distinto.
Lejos de provocar malestar, la situación tuvo un efecto inesperado. De hecho, muchos vecinos comenzaron a pedir más papeletas, convencidos de que el cambio de número era una señal de buena suerte. Finalmente, el error no tuvo consecuencias económicas, pero sí dejó una anécdota que aún se recuerda en el pueblo.
El falso Gordo en un prostíbulo
Otra curiosidad que dio la vuelta a España ocurrió en 2013 en Quintanar de la Orden (Toledo). A las pocas horas del sorteo comenzó a circular el rumor de que el premio había tocado en un burdel de la localidad, una noticia que rápidamente se propagó entre vecinos y medios de comunicación.
Según esa versión, parte del premio habría sido adquirido en un burdel situado a la altura del kilómetro 130 de la N-301, la carretera que une Quintanar de la Orden con Mota del Cuervo (Cuenca). La historia se propagó con rapidez y se convirtió en la comidilla del pueblo, alimentada por mensajes de móvil, redes sociales y comentarios que llegaron incluso a medios de comunicación.
La realidad fue bien distinta. El número premiado, el 62.246, había sido vendido por la Administración de Loterías número 2, que repartió cuatro millones de euros, pero nada tenía que ver con un club de alterne.
Quintanar de la Orden (Toledo) recibe cuatro millones del Gordo de la Lotería
Sin embargo, el rumor alcanzó tal magnitud que el entonces alcalde, Carlos Madero, tuvo que salir públicamente a desmentirlo de forma rotunda, insistiendo en que el premio había sido vendido exclusivamente por la administración de loterías y que no existía ninguna relación con un club de alterne.
Tres años después, en un municipio de algo más de 10.000 habitantes, aquellos días todavía se recordaban, y la historia volvió a resurgir cuando el director Nacho García Velilla se interesó por lo ocurrido y decidió llevar la historia —con tintes de ficción— a la gran pantalla.
Así nació a la película «Villaviciosa de al lado», una comedia rural que narra las desventuras de un pueblo al que le toca el Gordo de Navidad en un prostíbulo. Una cinta que terminó inmortalizando un rumor que nació en Quintanar de la Orden, demostrando que algunas historias del sorteo navideño trascienden el propio 22 de diciembre.
El pueblo que cruzó los dedos para que no saliera su número
En Cervera de los Montes (Toledo), el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad dejó una situación tan insólita como angustiosa: sus vecinos rezaban para que no saliera premiado su número. El protagonista de esta historia fue el 60.368, un número que nadie quería ver cantado en el Teatro Real porque podía provocar “un lío”.
Así lo explicó en el año 2016 el concejal del municipio, Moisés González, quien incluso se desplazó hasta Madrid para seguir en directo el sorteo y tratar de deshacer el entuerto. El origen del problema estuvo en un error de la administración de loterías, que imprimió directamente talonarios de papeletas de cinco euros con el número 60.368, cuando en realidad los décimos adquiridos por el Club Deportivo Cervera correspondían al 70.368.
El fallo salió a la luz de manera casi milagrosa. Una vecina acudió a comprar un décimo completo de ese número y descubrió que la administración no lo tenía consignado, lo que destapó la confusión antes del día del sorteo.
El problema, sin embargo, no tenía fácil solución. Ya se habían vendido 610 papeletas y no fue posible avisar a todas las personas que las habían comprado. Por ese motivo, González decidió acudir personalmente al Teatro Real el día del sorteo.
Finalmente, el concejal tomó una medida preventiva para evitar males mayores. Localizó y compró cuatro décimos del número 60.368 en Utrera (Sevilla) con un objetivo claro: que, si el número resultaba premiado, repartiría las ganancias entre quienes habían adquirido las participaciones, garantizando así que nadie se quedara sin premio por culpa del error.
Una historia más que demuestra que, en los pueblos de Toledo, la Lotería de Navidad no solo reparte suerte, sino también sustos, carreras contrarreloj y decisiones tomadas con el corazón en un puño.
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