La Viceconsejería de Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha ha iniciado el expediente destinado a declarar Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento al Palacio de los Marqueses de Torremejía, uno de los edificios más representativos del patrimonio histórico de Almagro.
Según la resolución publicada este jueves en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha, se abre un periodo de información pública de un mes a partir de este viernes para que cualquier persona interesada pueda consultar el expediente y presentar alegaciones en las dependencias de la Viceconsejería.
La apertura del expediente conlleva la aplicación provisional del régimen de protección propio de los bienes declarados BIC, lo que implica que cualquier intervención sobre el inmueble deberá contar con autorización previa y respetar los criterios de conservación establecidos en la legislación de patrimonio cultural.
Una de las joyas renacentistas de Almagro
Ubicado en la Plaza de Santo Domingo número 1, en pleno centro urbano, el Palacio de Torremejía remonta sus orígenes al siglo XV, aunque experimentó reformas significativas en los siglos XVI y XVIII. La intervención del primer marqués y la posterior anexión del antiguo Hospital de las Ánimas configuraron su aspecto actual, ocupando una manzana exenta.
Entre sus elementos más destacados figura la fachada principal de estilo renacentista, con una portada monumental de doble altura que rompe la línea del alero, pintado hoy en azul añil. Presenta simetría en la disposición de balcones y una puerta adintelada flanqueada por columnas estilizadas y motivos heráldicos. Sobre ella, un balcón central decorado con cabezas zoomorfas, mascarones y relieves florales refleja la riqueza ornamental de la época.

Emiliano García-Page visitando el interior del palacio
El escudo de armas tallado en piedra blanca, situado sobre la portada, integra los símbolos de los linajes Pisa, Osorio, Villarreal y Zúñiga, familias vinculadas históricamente al palacio.
En el interior, el edificio se organiza en dos plantas articuladas en torno a un patio principal y un segundo espacio abierto o corral, con acceso para carruajes. Conserva elementos mudéjares, como el zaguán en recodo y los alfarjes policromados, junto a decoraciones renacentistas y murales de los siglos XVIII y XIX.
El inmueble fue residencia de los marqueses de Torremejía hasta 1936, año en que falleció el último titular sin descendencia. Tras una reciente restauración, se ha recuperado buena parte de su esplendor original y su carácter de residencia noble, devolviendo a Almagro uno de sus palacios más emblemáticos y de mayor valor histórico-artístico.