Los 18.000 vecinos de Daimiel (Ciudad Real) tienen una característica singular: sus apellidos. La mayoría de ellos son compuestos y hay varias teorías de por qué se da tanto este hecho: por decisión de un notario, por intentar copiar a la nobleza o por una necesidad de diferenciar a los habitantes. Pero hay una cosa clara, y es que fue a raíz del aumento poblacional. Descubre esta historia.
Una curiosidad con siglos de historia
Según contó Castilla-La Mancha Televisión en el año 2018, el origen de los apellidos de los daimieleños se remonta al siglo XV y a la primera mitad del XIV, cuando se produce un gran aumento de población.
Este medio explicó que la leyenda popular atribuía esta curiosidad al «capricho» de un notario que inscribía a los vecinos con los dos apellidos del padre y los dos de la madre.
Pero esto no sería del todo así, pues los apellidos compuestos se habrían puesto de moda con el interés de los habitantes de este pueblo de Ciudad Real por seguir los pasos de las clases altas.
Destacan apellidos como Real Rodriguez-Bobada, Rodriguez-Madridejos y García Moreno o Ruiz de Pascual Redondo.
Otra teoría al origen de los apellidos en Daimiel
Sin embargo, en una publicación del Diario Lanza de 2012, se recoge una ponencia del miembro de la asociación cultural Bolote y licenciado en Historia por la UNED, Juan José Fernández-Espartero, en la que se explica otra teoría.
Al parecer, el alto crecimiento vegetativo de Daimiel en esa época planteó un problema por los pocos nombres de pila que se usaban y escasos primeros apellidos que existían.
Es decir, mucha gente se llamaba igual y se era necesario diferenciar a una María, a un Juan, a un Javier, de otros. Por tanto se optó por añadir el sitio o lugar de procedencia, en el caso de aquellos que venían de otros núcleos de población, o bien por completar el apellido con el oficio u ocupación que ostentaban.
De esta forma empezaron surgieron los Martín-Consuegra, García-Villarrubia o Fernández-Infantes, o los García-Carpintero y Fernández- Espartero.