Dormir entre muros que fueron testigo y siguen siendo de las mejores faenas taurinas, aplausos y pasodobles volverá a ser posible muy pronto en Ciudad Real. En Almadén, al suroeste de la provincia, se encuentra una de las plazas de toros más singulares del mundo, que fue reconvertida en hotel, restaurante y centro de interpretación. Un lugar donde la historia se mezcla con el descanso y la gastronomía sin perder su esencia.
Esta plaza hexagonal, única en el mundo por su forma, fue construida en 1752 por y para los mineros de mercurio de la localidad. Durante años, el edificio acogió a viajeros en busca de una experiencia diferente: dormir en habitaciones con vistas al ruedo, cenar en un entorno cargado de tradición.
Sin embargo, el hotel lleva un tiempo cerrado y se encuentra actualmente en proceso de remodelación. La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, tras las obras de rehabilitación de sus casi 20 habitaciones, espera licitar pronto la explotación del complejo a una empresa especializada, con el objetivo de relanzarlo como parte de la futura Red de Hospederías de Castilla-La Mancha.

Restaurante en la plaza de toros de Almadén
Las obras de mejora, que ya han concluido, han contemplado intervenciones en climatización, seguridad y eficiencia energética, tanto en las habitaciones como en los espacios comunes del restaurante y el centro de interpretación.
Una vez concluidas las reformas y adjudicada la gestión, el hotel reabrirá sus puertas para ofrecer una estancia única: alojarse en un edificio del siglo XVIII, en plena plaza de toros, sin renunciar al confort del siglo XXI.
El restaurante también volverá a la actividad, apostando por la cocina tradicional manchega con un toque moderno, y el museo reanudará sus visitas guiadas, conectando pasado y presente en un entorno inigualable.
Declarada BIC
La plaza de toros de Almadén es uno de los símbolos del municipio. Declarada Bien de Interés Cultural en 1979, está formada por 24 viviendas distribuidas en dos plantas alrededor del ruedo, construidas originalmente para alojar a trabajadores de la mina. Durante siglos, ha sido plaza mayor, mercado, corral de comedias, cine de verano y escenario de todo tipo de eventos populares.
A día de hoy, sigue acogiendo espectáculos taurinos en fechas señaladas, manteniendo viva su función original. Su recuperación como espacio turístico y cultural supone una segunda vida para uno de los recintos más singulares de la arquitectura popular española. Y muy pronto, volverá a abrir sus puertas para que cualquiera pueda dormir, literalmente, en la historia.